Madresfera Magazine 19 - Enero 2019 | Page 32

gios en los que la tecnología sí funciona. Pero a veces da la sen- sación de que son iniciativas particulares, en colegios con claustros muy innovadores e im- plicados en el tema. ¿Haría falta un impulso político importante para que esa relación tecnolo- gía-educación fuese una reali- dad generalizada? Por supuesto. Desde las adminis- traciones hay que impulsar y dar cobijo a todas aquellas iniciativas que bien fundamentadas, porque también hay mucho humo tras la palabra innovación, quieren cam- biar las cosas. El deber de las ad- ministraciones es valorar si los proyectos de innovación y trans- formación educativa son buenos. Y si se considera así, ayudar con todos los mecanismos que se tengan al alcance, que son mu- chos: la formación del profesora- do es esencial, como decía, pero también me parece interesante recompensar y reconocer el es- fuerzo de estos profesores que quieren ir un poco más allá, ya sea fomentando la carrera do- cente o incentivándoles de algu- na manera. Y sobre todo acom- pañar a los centros educativos, que son los verdaderos motores de cambio y los catalizadores de la transformación. Un profesor solo en un aula es muy difícil que pueda cambiar estructuras. Un centro educativo, sí. Y una red de centros aún más. Por eso hay que fomentar mucho el trabajo en red, las redes de profesorado in- novador, los intercambios de ex- periencias en foros y congresos internacionales… 32 • mama • ENERO 2019 “Desde las administraciones hay que impulsar y dar cobijo a todas aquellas iniciativas que, bien fundamentadas, quieran innovar en educación” Las principales instituciones in- ternacionales suelen mencionar una serie de competencias funda- mentales para el siglo XXI. Una de ellas es la digital. ¿En qué si- tuación considera que se encuen- tra la educación española en ese sentido? Es difícil hacer una valoración global, pero pienso que aún nos queda bastante camino por re- correr. Es un deber de las admi- nistraciones atender este aspec- to entendiendo que la competencia digital está tipifica- da como una competencia bási- ca del siglo XXI. Sí es verdad que nuestros jóvenes cada vez son más digitales, todos ellos son ya nativos digitales, pero eso no quiere decir que sean competen- tes. Todavía nos queda bastante trecho por recorrer para cubrir el hueco que existe entre ser nativo digital y ser competente digital. Necesitamos profesorado com- petente para que forme a los ni- ños y niñas en el uso de la tecno- logía y sobre todo que ese uso vaya mucho más allá del perso- nal, sino que sea un conocimien- to que revierta en el futuro de los jóvenes, tanto personal como profesionalmente. Pese a esas recomendaciones a nivel de competencias, cobra fuerza una corriente educativa que aboga por prescindir de la tecnología, sobre todo en los primeros años de vida de los ni- ños. ¿La escuela del futuro tiene que encontrar el equilibrio entre online y offline, entre pantallas y mundo real? Por una parte es obvio que la intro- ducción de la tecnología en edades tempranas, tal y como recomienda también la Asociación Americana de Pediatría, tiene que ser gradual, con un muy buen control parental y entendiendo que el tiempo de ex- posición a las pantallas tiene que ir acorde con la edad de los niños. Por eso hay que apelar siempre al sentido común. En primer término de las familias, que son el primer agente de introducción de la tec- nología. Y en segundo lugar de la escuela, que tiene que utilizar la tecnología siempre y cuando ésta aporte un plus y un valor añadido a