Madresfera Magazine 18- Noviembre 2018 | Page 94

MADREPEDIA Exterogestación C on la aprobación por parte del Congreso de los Diputados de los per- misos iguales e intrans- feribles, otras voces del feminis- mo se han alzado para reivindicar la necesidad de que las madres tengan unos permisos de materni- dad superiores a los actuales, fija- dos en 16 semanas. Y en esas rei- vindicaciones se ha colado con fuerza un término que ni siquiera recoge aún el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Es- pañola: exterogestación. La exterogestación hace re- ferencia a la continuidad del proceso de gestación fuera del útero materno y se extendería hasta el momento en el que los niños comienzan a andar. Es decir, hasta aproximadamen- te el año de vida de los bebés, meses en los cuales la figura materna y gestante es el prin- cipal vínculo del recién nacido con el mundo que le rodea. 94 • mama • NOVIEMBRE 2 0 1 8 Como explica Casilda Rodrigá- ñez en El asalto de Haces: la re- belión de Edipo, “l@s human@s somos una especie neotéica”. Es decir, que en comparación con otros mamíferos, nacemos antes de tiempo “con los huesos sin cal- cificar, en estado cartilaginoso, tan blandos que tardaremos un año en poder andar; y sin dien- tes, por lo que tendremos que alimentarnos durante bastante tiempo únicamente de la leche materna; con el sistema inmuno- lógico sin capacidad autónoma de responder al medio exterior, por lo que necesitaremos las in- munoglobulinas de la madre… es decir, necesitaremos el cuerpo materno hasta terminar esta for- mación extrauterina”. Esa necesidad del cuerpo ma- terno hasta finalizar la formación se conoce como exterogestación, un concepto que Rodrigáñez considera que es importante di- ferenciar del de crianza: “La exte- rogestación es todavía simbiosis, y en cambio la crianza habría que considerarla como el proceso de autonomización y de disolución de la simbiosis”. Según la escri- tora española, hay dos cosas bá- sicas que diferencian y marcan el tránsito de la exterogestación a la crianza: la capacidad de andar y de comer sólido del bebé. “Estas dos cosas señalan el fín del estado de simbiosis”, explica Casilda, que concluye que este detalle es tan obvio que decir- lo debería ser de perogrullo: “si no tenemos los huesos calcifica- dos y no podemos andar, no te- nemos la mínima capacidad de movilidad que la supervivencia requiere; tienen que llevarnos, tenemos que estar en brazos”. De ahí la importancia de la pre- sencia de la madre, de que el bebé la sienta cerca para seguir en el exterior el proceso de ges- tación uterino interrumpido con el parto: la exterogestación.