Madresfera Magazine 18- Noviembre 2018 | Page 65

[ CULTURETA ] “Me duele que en la propuesta de la PPINA se obvien las diferencias de experiencia entre hombres y mujeres a la hora de plantear los permisos” bivalencia del deseo de la maternidad? SN: Cada vez más. Es verdad que el discurso de la maternidad está muy polarizado: o idealizamos o demonizamos, contándolo como el infierno contem- poráneo que nos saca de nuestras (supuestas) vidas de libre albedrío. Yo quería contar que ese deseo de maternidad está cruzado por muchas cuestiones materiales, emocionales: puede estar a los siete años y desa- parecer a los 33. Y somos las mismas. Esa manía de clasificarnos como madres y no madres está exenta de matices y de ambivalencia, sí. DO: La literatura puede reflejar también maternida- des muy dispares entre sí. No sé si esto sirve tam- bién para abrir nuestra mente a otras realidades, ser más “porosas” y empáticas con otras mujeres… SN: ¡Claro! También se considera una experiencia monolítica, estereotipada… Deberíamos hablar siem- pre de maternidades, hay tantas como madres, y a la vez hay texturas de la experiencia que todas pode- mos entender. Eso es lo potente. DO: ¿Dirías que actualmente la maternidad se ve como un problema social de manera encubierta? SN: En tanto en cuanto nuestra identidad contemporánea pasa por tener o no tener trabajo, la ma- ternidad se ve como un problema social respecto a lo laboral, sí. Pero la cuestión es mucho más amplia. “El discurso de la maternidad está muy polarizado: o idealizamos o demonizamos” DO: El embarazo, el parto, el postparto, la crianza… son pro- cesos que se han obviado du- rante mucho tiempo. ¿Son ne- cesarias más voces literarias de mujeres que visibilicen y den va- lor al trabajo reproductivo? SN: Muchísimo. Creo que se está abriendo un camino importantí- simo en este sentido. Lo aluci- nante es que esas vivencias no estén en primera fila de los te- mas literarios, donde la guerra o la superación del héroe copan los primeros puestos. ¿Por qué será? Porque la li- teratura amplifica el sistema de valores patriarcal. Esto lo ha rastreado y contado profusamente Lau- ra Freixas en su obra ensayística. DO: Salvo las tragedias griegas, la ambivalencia maternal no se ha reflejado en la literatura hasta hace relativamente pocas décadas. ¿Es necesario mostrar esas emociones tan humanas? SN: Sí, la ambivalencia maternal es un correlato fan- tástico de la complejidad humana. No sé por qué se considera una experiencia “femenina” (en la acep- ción capciosa que la cultura da a este adjetivo). DO: La discusión de cuerpos y maternidad está muy vigente, so- bre todo con temas como la ma- ternidad subrogada. ¿Tiene algo que ver la crisis económica? SN: Tiene que ver con el avance y fortaleza del neoliberalismo (y las sucesivas crisis son una expresión de su correcto funcionamiento), que cada vez va conquistando más centímetros de nuestra cotidianidad y de nuestro cuerpo. DO: También está más vivo que nunca el debate de las desigualdades de género. ¿Es la maternidad en sí misma una desigualdad? SN: En la práctica es un campo de pruebas para explo- rar el igualitarismo, teniendo presente que somos dife- rentes (hablo de las parejas entre mujeres y hombres cis). Me duele que, por ejemplo, en la propuesta de la PPINA se obvien estas diferencias de experiencia a la hora de plantear los permisos. Sería más productivo pensar en términos de equidad en vez de igualdad. ■ NOVIEMBRE 2018 • mama • 65