Madresfera Magazine 18- Noviembre 2018 | Page 35

P: ¿Hasta qué punto es importan- te la educación en este sentido? R: La educación que damos a nuestros menores tendría que ser una educación veraz, libre de pre- juicios, y en esa educación entra si o si, el tema que sigue provo- cando tantos tabúes, que son los cuerpos. No se conciben cuerpos que tengan una genitalidad dife- rente a la mayoría y no porque no existan, porque revelar algo así, da miedo, porque dar credibilidad a esta realidad puede parecer que contradice creencias y que esas creencias son más fuertes que lo que de verdad importa que es el amor y el respeto, por los seres humanos, sea cual sea su diferencia. Es preferible la quema en la hoguera de unos cuantos que echar por la borda un sistema de creencias basadas en la existencia de una sola forma de existir como hom- bre o como mujer. “Los que necesitan acompañamiento no son los niños, son las personas que les rodean” P: ¿Cuáles son los mitos más arraigados con res- pecto a la transexualidad en la infancia? R: Durante décadas el hecho de que la OMS hubiera clasificado la transexualidad como una enfermedad mental ha hecho que la mente de la gran mayoría de la sociedad también lo clasificara de esa manera. Un juicio hecho por los altos estamentos de la so- ciedad, que ha llenado la vida de muchas personas de discriminación, acoso, estigma y desgraciada- mente, en consecuencia, una vida indigna e incluso la muerte. La importancia de que desde hace unos meses ya no esté clasificada como enfermedad mental, es que quizás ahora las nuevas generaciones no enjui- ciarán y podrán interiorizar la transexualidad como lo que es, una parte más de la diversidad humana. P: ¿Y esto es positivo de cara a futuras generacio- nes? R: Para muchos, el daño ya esta hecho para otros esas creencias fuertemente arraigadas a lo largo de los años permanecerán, es un pro- ceso todavía lento y doloroso, por- que ni siquiera ahora está clasifica- do como lo que es, simplemente, una forma más de la naturaleza humana, que no puede ser diag- nosticada, simplemente respetada. P: ¿Cómo es la nueva “denomina- ción”? ¿Es más positiva? R: Su nueva denominación como “incongruencia” puede llevar a pensar lo que la propia palabra significa, falta de congruencia, sentido, lógica, ideas, acciones o cosas. Desde el mismo instante que se nos regala la posibilidad de estar en este mundo, nos cla- sifican, como hombres o mujeres, y parece que no somos capaces de entender que el hecho de que la mayoría tenga unos genitales que tenemos interio- rizados como lo “congruente” para un hombre o para una mujer, no significa que todos los tengan y el hecho de que unos genitales nos señalen como incongruentes, con falta de sentido o lógica, es realmente desesperante. Es un problema tener que demostrar a alguien quien eres y estar años en ma- nos de personas que piensan que tu identidad pue- de que cambie, que duden de ti, que tengas que pasar por humillaciones para poder conseguir que un ser humano igual que tu, decida si realmente eres quien dices ser. Una tortura, una falta de respe- to y una violación constante de los derechos huma- nos fundamentales. La identidad, quien uno es, no se diagnostica, se respeta, para que esa persona pueda vivir tal y como es, no como el mundo quisiera que fuera. Las personas trans, no tienen un desorden de identidad de género, son personas que como todas tienen una identidad, seguir hablando de desorden, de in- congruencia, hará que el estigma que lleva la pala- bra transexualidad consigo, nunca desaparezca de las mentes de las personas. Llamar incongruencia a la transexualidad es continuar por un camino espi- noso, por eso seguimos luchando. ■ NOVIEMBRE 2018 • mama • 35