siempre, siempre, es necesario
pedir ayuda profesional”, añade.
Si el tipo de fallecimiento puede
provocar en cierto modo mayor o
menor intensidad o dificultad a la
hora de afrontar el duelo, también
lo hace el tipo de vínculo que se ha
mantenido con el hijo a lo largo de
la vida, independientemente del
tiempo que haya durado esa vida.
Para Magdalena Pérez, “en todos
los momentos en nuestro ciclo vi-
tal la pérdida de un hijo es muy do-
lorosa, no hay edades que agudi-
cen más el dolor que otras. Desde
el mismo momento de la concep-
ción perder al bebé que estamos
esperando puede ser una expe-
riencia tremendamente dolorosa
que nos deje marcados para siem-
pre. Perder a un hijo o una hija de
pocos años es desgarrador. Perder
a un hijo o hija adolescente es tre-
mendamente trágico. Perder a un
hijo o hija adulto puede paralizar
nuestra vida para siempre”. consolar. “La gente muchas veces
dice cosas que están fuera de lu-
gar, pero es que claro, la gente
tampoco sabe cómo reaccionar o
qué decir. Se recurren muchas ve-
ces a los clichés, a los “ya descan-
sa”, “tienes un angelito que te
cuidará”. Y eso en esos momen-
tos te da igual”, lamenta.
LA NECESIDAD DEL DUELO
Para Carlos Ferruz los primeros
momentos tras la muerte de su
hija Sofía fueron los más duros y
opina que muchas veces “es más
productivo el simple hecho de es-
tar, dar un abrazo”, que intentar Define Magdalena Pérez Trena-
do el duelo como un proceso nor-
mal, natural y adaptativo que se
activa internamente tras una ex-
periencia de pérdida. “Es un pro-
ceso necesario que nos ayuda a
curar las heridas que se nos abren
"La tristeza, el dolor y llorar forman parte de la vida
y de experiencias como la pérdida de un hijo"
MARZO 2018 •
mama
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