de la mejor manera posible lo
que le quede por vivir hasta el fi-
nal”. Después, según Pérez, hay
diversos factores como el tipo de
enfermedad y su duración, las se-
cuelas de la enfermedad, de las
intervenciones y de los trata-
mientos, el deterioro físico y/o
cognitivo o la experiencia con el
sistema sanitario, que van a in-
fluir en el proceso de duelo
posterior de los pa-
dres. “Lo que haya-
mos podido hacer duran-
te ese tiempo, la calidad
del acompañamiento que ha-
yamos podido dar a nuestro
hijo y cómo hayamos podi-
do despedirnos de él, van a ser
factores determinantes en el pro-
ceso que viviremos después. La
enfermedad activa un duelo anti-
cipado que nos ayuda a preparar-
nos”, explica.
No hubo un duelo anticipado
para Carlos Ferruz y su pareja. Al
principio se aferraron a la idea de
que iba a ser un tumor benigno,
pero incluso tras la biopsia, ya
con un resultado de un tumor en
grado 4, nunca se hicieron a la
idea. “Yo hasta las últimas horas,
cuando nos dijeron “ya no hay
nada que hacer”, seguía creyendo
que mi hija iba a salir. Al final es lo
único que te queda, porque si te
hundes ya no hay nada más”.
En el caso de una muerte por
accidente, explica Magdalena Pé-
rez que al tratarse de una muerte
repentina y totalmente inespera-
da, nos coloca en situación de to-
tal indefensión, de forma que
nuestra primera respuesta es el
“En todos los momentos
en nuestro ciclo vital la pérdida
de un hijo es muy dolorosa, no
hay edades que agudicen más
el dolor que otras”
shock, que se mantiene durante
mucho tiempo: “Una pérdida re-
pentina de un hijo no nos en-
cuentra preparados porque algo
así es imposible de integrar. Nos
deja, además de sin nuestro hijo,
sin la posibilidad de resolver co-
sas que teníamos pendientes y,
cuando ha sido de modo trágico
o violento, añade factores muy
complejos de elaborar”.
Por último, encontramos el
complicado reto de afrontar el fa-
llecimiento de un hijo por suici-
dio, una experiencia que puede
complicarse aún más porque, se-
gún Pérez, “en nuestro contexto
social y cultural sigue flotando el
MARZO 2018 •
mama
• 29