[ HISTORIAS PERSONALES ]
E
l pasado 13 de diciembre
Laura anunciaba en re-
des sociales que estaba
embarazada. Y la noticia
no sería tan sorprenden-
te si no fuera porque poco antes
de saberlo, estaba a punto de
someterse a un nuevo tratamiento
de fertilidad. Reconoce que reci-
bió el positivo con incredulidad.
Tanto que tardó incluso tres días
en aceptar que esos test de emba-
razo que daban positivo “eran por
un embarazo y no por alguna otra
causa desconocida”.
“Vengo de un
mundillo dónde
a la mayoría
les duelen los
embarazos
ajenos, incluso
a mí misma me
pasaba”
AFRONTAR UN TRATAMIENTO
DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA
Hace poco más de dos años Laura daba a luz a su
primer hijo tras un proceso de reproducción asistida
que recuerda como doloroso y traumático, “como
casi cualquier tratamiento en el
que puede haber diagnósticos e
intentos fallidos”, dice. Y es que la
incertidumbre de saber si llegaría
o no a ser madre fue la principal
preocupación de esta barcelone-
sa de 32 años, que abrió el blog
Diario de una madre ingeniera
precisamente con fines terapéuti-
cos. Después de intentar quedarse
embarazada durante más de un
año fue diagnosticada de fallo
ovárico prematuro y baja reserva
ovárica. Pese a ello, gracias a una
fecundación in vitro (después de tres transferencias
embrionarias) se convertía en madre.
Cuando la sombra del hermanito comenzó a mani-
festarse en casa de Laura, su pareja le animó a inten-
tarlo por la vía natural durante unos meses. “Yo me
reía de él”, reconoce. Y tal era su seguridad en que
MARZO 2018 •
mama
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