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Las ciudades no son
amables para los niños
Publicado
el 20 de febrero
de 2018 en
Mi pequeño
mundo gira
V
ivo en un pueblo, pero hace un montón
de años el pueblo empezó a crecer de
forma desmesurada con construcciones
de edificios por todos los alrededores
que lo han solapado con los pueblos de
al lado. Además la población fue creciendo, lo cual
lo ha convertido en una ciudad pequeña, más que
un pueblo, que es lo que era hace 40 años; cuan-
do yo era más jovencita no me daba mucha cuenta
de lo que supone vivir en una ciudad, pero cuando
tuve a la peque fui más consciente de lo que supone
una ciudad para los niños y durante estos años de
crianza he llegado a la terrible conclusión de que las
ciudades no son amables para los niños…
Y es que esto que os voy a contar suele ser un día
cualquiera cuando salgo a la calle con la peque.
Caminamos hasta casa y entramos por una calle en
obras, el suelo de la acera está levantado y tenemos
que salir a la carretera pegadas a una valla para
12
•
mama
• MARZO 2018
llegar al otro lado de la calle. Los coches pasan casi
a ras nuestro, la peque camina pegada a mí, despa-
cito; hay una excavadora picando el suelo, la peque
se tapa los oídos con las manos (es sensible a los
ruidos pero hasta a mí me retumba todo).
Por fin dejamos atrás las obras, y la peque camina
suelta dando saltitos. “Ama, te echo una ca-
rrera hasta esa señal”. Vale, venga, echamos a
correr. ¡Para!, grito, porque siempre va delante
mío y hay una carretera; la peque se para justo
en el pivote. Esperamos el paso de cebra y hay
coches que nos ven esperando pero no paran.
Al final tengo que hacer amago de pasar para
que paren.
Llegamos a un parque. “¿Ama, nos quedamos
un poco?”. Es una zona de columpios con el sue-
lo de corcho: un tobogán y dos columpios, uno
de ellos roto. No hay más. Se pone a llover y nos