SER MADRE ANTES DE LOS 25
• LA HISTORIA PERSONAL •
Mika González se quedó embarazada con 18 años de su primer hijo, Diego.
Con 23 llegó su segunda hija, Delia. Ahora tiene 24 años y cuenta en su
blog que ser madre tan joven le hizo vivir en una especie de “examen
constante que tenía que aprobar a cada minuto” para demostrar que
pese a su juventud ella podía hacerlo. También ser centro de miradas y
comentarios no siempre acertados. Es consciente de los pros de haber
sido madre joven, pero también de las contras. No obstante, como esta
murciana dice, ninguna de esas contras importa: “Son cosas totalmente
banales. El amor que me dan mis hijos a diario es el mayor premio. Ellos
valen todos los esfuerzos. Valen la pena. Ellos valen la vida”.
• Me quedé embarazada de mi primer hijo con 18 años
y cuando nació sentí totalmente que me infantiliza-
ban en mi nuevo rol de madre. Los primeros días me
decían qué tenía que hacer y cómo todo el tiempo.
Afortunadamente seguí mi instinto en casi todo. En
otras cosas me equivoqué y gané experiencia. Cuan-
do con 22 años me quedé embarazada de mi segunda
hija ya era una mujer totalmente distinta, segura de mí
misma y muy empoderada. Cuando me puse de parto
de Delia yo seguía siendo muy joven y recuerdo que
las matronas se quedaron alucinadas con todo lo que
sabía y con mi seguridad.
• Ser madre joven me ha hecho tener que escuchar
muchas veces preguntas y expresiones como que si
mis hijos fueron buscados, que cómo reaccionaron
mis padres, que si pensé en abortar o tuve claro que
quería seguir con el embarazo, que quién cuida a los
niños... ¡Hasta me han preguntado de qué raza o reli-
gión soy!
• Cuando me convertí en madre por primera vez me sen-
tí muy apoyada por mi madre y por mis hermanos, ya
que cuando me quedé embarazada de Diego estaba
viviendo una situación muy fuerte de maltrato por par-
te de mi ex pareja. Ellos me apoyaron cuando decidí
denunciarle y seguir adelante yo sola con todo.
• Sí que eché en falta seguir con mis estudios y viajar, pero
sobre todo el apoyo incondicional de amigas o de una
pareja. He vivido dos maternidades totalmente opues-
tas, y compartir la segunda con un hombre como mi ma-
rido es una maravilla. Lo hace todo mucho más fácil.
• Siempre digo que ser madre joven ha sido difícil, pero
igual que lo es a cualquier edad... En cambio tiene
muchos beneficios, ya que tienes menos riesgo de su-
frir problemas en el embarazo, más agilidad, las tasas
de cesáreas son menores, los abuelos también son jó-
venes para disfrutar a los niños, y yo disfrutaré de
ellos mucho tiempo y podría llegar a ser bisabuela, ¡o
incluso tatarabuela!
• Ser madre, creo que como a todas, me ha hecho ser
mejor persona, más paciente y me ha hecho ver lo real-
mente importante de la vida. Le quito hierro a muchas
cosas por las que antes hubiese montado un dramón.
• La maternidad es un aprendizaje constante. ¡Cada día
aprendo algo nuevo! Creo, eso sí, que lo que más me
ha marcado es que he aprendido a amar. A amar de
verdad. A amar a alguien más que a ti mismo, sin me-
sura, sin obstáculos, sin medidor.
• Mi primera lactancia fracasó y eso me produjo mucho
dolor. Ahora, con Internet, tenemos un abanico enorme
de información. El problema es que pensamos que no
nos hace falta, que la lactancia, por ejemplo, es un ins-
tinto innato, que te pones al bebé a la teta y ya. Y no,
eso no es así. Ambos, bebé y mamá, tenemos que co-
nocernos, ambos tenemos que aprender. Y como en
eso en todo lo demás, como en la alimentación com-
plementaria, como en las crisis de crecimiento, como
en las fases de sueño... La maternidad está muy ideali-
zada y hay pocas experiencias reales. Por suerte eso
está cambiando ahora y nos da menos miedo o ver-
güenza contar las cosas tal y como son. ■
ENERO 2018 •
mama
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