Madresfera Magazine 14 - Enero 2018 | Page 29

los niveles de co-residencia con padres más elevados del mundo. Esto es debido a la precariedad la- boral y a las dificultades para emanciparse, pero también a fac- tores de tipo cultural”, responde Albert Esteve. Difícil entender para muchos, a la vista de las cifras y del entorno social y cultural, que una mujer decida ser madre antes de los 25. “He escuchado desde que estoy loca hasta que no sé lo que he he- cho pasando por la típica frase de “¡Podrían ser tus hermanos!” pero, sin duda, la que más se repite es “¿No echas de menos salir de fies- ta?”. A veces les contesto que sí porque es lo único que quieren escuchar”, cuenta Cristina. Pese a ello, en su caso, y aunque al prin- cipio a su familia y entorno cerca- no la noticia de su embarazo les pilló “un poco por sorpresa”, en- seguida se sintió muy arropada por todos. “Dado que la mayoría de mu- jeres tienen su primer hijo por encima de los 30 años, es lógico que aquellas que los tienen a edades más jó- venes puedan sentir que están actuando fuera de la norma so- cial. Desde el punto de vista científico, estas mujeres tie- nen un interés muy alto”, opina el director “La precariedad laboral y las dificultades para emanciparse influyen en la co-residencia, pero también los factores de tipo cultural” del Centro de Estudios Demográ- ficos. Asegura Macarena que es cierto que se ha sentido (y aún se siente) “fuera de la norma”, pero es algo que admite no importarle porque se siente “más rara” den- tro de lo que se considera “nor- mal” a ojos de la sociedad. Tam- bién siente que le han cuestionado más por ser joven. “Desde el día del parto hasta hoy he sentido que se cuestionaba más lo que decidía. Quienes me conocen bien no lo hacen, pero por parte de desconocidos o conocidos con poca relación sí lo he notado. Son muy comunes los prejuicios y los juicios hacia las madres jóvenes. Y si ya de por sí a las madres se nos cuestiona y se nos somete a un juicio de valor constante, en el caso de las jóvenes esto se incre- menta porque creen que somos unas irresponsables”, argumenta. La antropóloga Noemí Villaverde conoce casos de madres jóvenes que se han quejado de que su grupo de amigos ya no cuentan con ellas para divertirse, “o no tienen el me- nor deseo de adaptarse al horario de su maternidad”, algo que, dice, va unido a otras condiciones desfa- vorables como el culto a la juventud, la alegría sin condiciones ni atadu- ras, el individualismo o el consumis- mo imperante de nuestros días. Por último, y en ese sentido, Cristina apunta que la vida dio un giro total cuando se convirtió en madre (“Pasé de no tener apenas responsabilidades a te- ner la responsabilidad más gran- de que se puede tener”), pero aquello también influyó en que creciera como persona: “Dejé de darle importancia a mu chísimas cosas que ahora ya no me pare- cen tan importantes. La materni- dad me ha enseñado a tener pa- ciencia, una paciencia infinita que desconocía. Siento que soy mejor persona, mucho más cari- ñosa y más alegre. Sobre todo la maternidad cambió mi forma de pensar y me transformó en lo que soy hoy”. Cuando le preguntamos a Maca- rena si volvería a hacerlo responde alto y claro que “ mil veces”: “No es un camino fácil a veces, pero aún así es lo mejor que me ha pa- sado, y mi hija es la mejor persona que he conocido. Ser madre no es para todo el mundo y obviamente ser madre joven tampoco, pero cada uno tiene su vida y sus cir- cunstancias y según mi experien- cia si pudiera volver atrás, no cam- biaría mi decisión”. ■ ENERO 2018 • mama • 29