[ CULTURETA ]
Adrián Cordellat: Escribes en el libro: “A través de
la crianza, cada sociedad transmite sus valores sub-
yacentes”. ¿Qué valores estamos transmitiendo en
España, en particular, y en Occidente en general?
María José Garrido: En Occidente los valores predo-
minantes, en general, están relacionados con el indi-
vidualismo, la competitividad, la propiedad privada
y la independencia. Estos principios se reflejan en
el modelo de crianza y de educación, que fomenta
ciertos comportamientos en detrimento de otros. En
nuestra forma de educar aún predomina el valor de
la obediencia, la uniformi-
dad (todos los niños deben
aprender lo mismo al mismo
tiempo), la aceptación de la
autoridad de padres y pro-
fesores, la ausencia de ca-
pacidad crítica y la jerarquía
basada en el adultocentris-
mo. Todo esto no es casual,
cada sociedad busca un tipo
de individuos y los forma a
través de la crianza. El pro-
blema es que estos valores,
y su correspondencia en el
modelo educativo, pertene-
cen a una sociedad que ya
no existe: la sociedad del
siglo XIX, que necesitaba obreros para sostener la
producción de las fábricas que surgieron de la revo-
lución industrial. Sin embargo, este modelo no tiene
relación con la sociedad del siglo XXI, cuyos funda-
mentos se basan en la creatividad, innovación, aser-
tividad, capacidad de adaptación o resolución de
problemas. Por eso, estamos viviendo un momento
de cambio y revolución en la forma de entender la
infancia, la maternidad y la educación en nuestra so-
ciedad.
libro que nuestro modelo de crianza constituye una
confrontación con la biología…
MJ: Cierto, las inve stigaciones de la etnopediatría,
que reúne a especialistas de psicología, antropolo-
gía y biología, demuestran que en otras partes del
mundo (no olvidemos que las sociedades industria-
lizadas constituyen un tercio del mundo, ni siquiera
somos mayoría) los adultos tratan de forma diferente
a los niños, respetando sus necesidades y facilitando
su autonomía cuando están preparados. Excepto en
nuestra cultura, lo habitual en el mundo es el sue-
ño en compañía, la lactancia
materna durante años y lle-
var a los niños en brazos has-
ta que comienzan a andar.
Los niños forman parte de la
comunidad y están integra-
dos en la vida social desde
que nacen. Así ha debido ser
a lo largo de la historia de la
humanidad. En contraposi-
ción, el modelo de crianza en
Occidente se caracteriza por
forzar la independencia y au-
tonomía de los bebés, cuan-
do sus necesidades, desde
el punto de vista biológico
y emocional son la depen-
dencia, el contacto físico, la lactancia a demanda y
la proximidad para establecer un apego adecuado.
Para ello usamos todo tipo de tecnología: carros de
bebé de última generación, hamacas con mando a
distancia para mecerlos a distinta velocidad, objetos
de apego que reproducen el sonido del útero ma-
terno, videocámaras digitales. Un sinfín de artefactos
que nos permiten criar a los bebés sin nuestra pre-
sencia cercana, que es justo lo único que realmente
necesitan. Por eso es necesaria una perspectiva bio-
cultural de la crianza infantil.
“Nuestra forma
de vida, que
trasladamos a la
infancia, condiciona
el grado de
desarrollo, salud
y enfermedad de
los niños”
AC: Vivimos en Occidente y durante mucho tiempo
nos hemos creído el ombligo del mundo, el lugar
donde estaba toda la sabiduría. Sin embargo, la et-
nopediatría ha puesto esto en entredicho, al menos
en lo referente a la crianza de los niños. Dices en el
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mama
• NOVIEMBRE 2017
AC: ¿Qué consecuencias tiene ese desequilibrio
entre nuestro modelo de crianza y las necesidades
biológicas de los niños en la salud de éstos, que se-
rán los adultos del mañana?