[ BLOGUEROS EXPATRIADOS ]
y los niños lo acosaban
por ser extranjero. Venía
llorando a diario, frustra-
do por no poder defen-
derse al no saber alemán.
Tuvimos que ponernos
serios con el colegio y
la situación cambió por
completo. Ahora está
integrado y tiene buenos
amigos pero me sigue
doliendo que tuviera que
pasar por eso.
“Nosotros vivimos
en un pueblo a unos
25 kilómetros de
Frankfurt y no tenemos
coche, pero no nos
hace falta”
DO: Muchas familias expatriadas cuentan que es
difícil criar lejos de los suyos y que su gente es lo
que más echan de menos. ¿Te ha resultado o resulta
difícil la crianza allí?
JM: Estar lejos de la familia es lo más duro. No por el
hecho de no tener ayuda, porque al final te arreglas,
sino porque echamos de menos las reuniones fami-
liares o, por ejemplo, ir el domingo a merendar a casa
de los abuelos. La familia es lo único que nos llama a
regresar (bueno, el sol y la comida también).
¿Tenéis apoyo allí de tipo familiar o de amigos?
JM: Aquí hemos hecho buenos amigos, pero la vida
en Alemania gira en torno al trabajo y, entre eso y que
ahora vivimos en otro pueblo, las relaciones se han
distanciado un poco.
La verdad es que no es complicado encontrar ayu-
da, hay un grupo de Facebook en el que estamos los
españoles de Frankfurt y alrededores y siempre hay
quien se presta a echarte una mano para una llamada
telefónica, a acompañarte a alguna cita y hacer de
traductor o a hacer de canguro.
DO: ¿Qué es lo que más te gusta de vivir en Alema-
nia que en España no tendrías?
JM: Algo que me gusta es todo el tema del bienestar
social. Aquí tienes la tranquilidad de que si pasas
una mala racha económica, el Estado te va a ampa-
rar y te va a apoyar económicamente hasta que la
situación mejore. Las ayudas sociales se basan en
44
•
mama
• NOVIEMBRE 2017
unas tablas que estable-
cen el dinero que necesita
una persona o familia para
vivir. Lo que más me sor-
prendió es que incluyen
un monto para ocio bajo
la justificación de que
para que un trabajador
sea eficiente, debe estar
contento y despreocupa-
do para que rinda más.
También me gusta mucho cómo funciona el tema
del transporte público. Puedes moverte por donde
quieras sin problemas y no suele haber retrasos. No-
sotros vivimos en un pueblo a unos 25 kilómetros de
Frankfurt y no tenemos coche, pero no nos hace falta.
DO: Cuentas en uno de los posts de tu blog lo que
es el Meine Ruhe, que vendría a traducirse como “mi
paz” o “mi tranquilidad”, aunque dices que la tra-
ducción exacta no está clara. Cuéntanos más sobre
qué significa.
JM: El Meine Ruhe fue una de las cosas que más nos
chocó al llegar. Todos sabemos que los alemanes
son un poco cuadriculados, pero no te esperas que
lo sean hasta el punto de prohibir ducharte pasadas
las diez de la noche para no molestar al vecino.
Vendría a ser la regulación de las franjas horarias
en las que no se puede hacer ruido, esas que en
España no respeta nadie. Pues aquí, tener la tele un
poco alta por la noche, puede costarte la visita de la
policía y una multa.
Existe toda una normativa sobre el tema. Por
ejemplo, no se puede reciclar el vidrio de las 12 del
medio día a las tres de la tarde ya que el ruido del
cristal al caer en el contenedor puede molestar a los
que viven cerca. O quizá no sepáis que los hombres
alemanes orinan sentados, esto es porque de pe-
queños se les enseña así para que al ir por la noche
al baño, el chorrito haga menos ruido al caer y no
venga el vecino a quejarse. También recomiendan no
tirar de la cisterna por la noche. Esto no es obligato-
rio, pero ahí lo dejan. Por suerte vivimos en una casa
sin vecinos porque mis niños tienen los decibelios un
poco altos.