Evidentemente la utilización de
las hijas y los hijos podría tener
un reflejo en el Código Penal
como maltrato psicológico, ade-
más del maltrato físico en el caso
de que se produjesen lesiones o
cualquier otra hecho constitutivo
de delito con respecto a esos
menores. Lo que ocurre es que
para poder entender esas diná-
micas y para poder entender y
comprender que eso pasa es ne-
cesario que los operadores jurí-
dicos puedan aplicar el derecho
con visión de género. Es decir,
para poder entender lo que está
pasando es necesario compren-
der esta sociedad machista en la
que vivimos, porque si no estas
conductas pueden pasar por
normales y hasta que no se pro-
ducen hechos tremendos, como
los de padres que acaban con la
vida de sus hijos como forma de
violentar a sus parejas, no somos
capaces de ver.
Para poder ver que efectiva-
mente se están utilizando a las
niñas y niños es necesario tener
esta visión de género, salirse de
la visión machista, para poder
anticipar y entender estas claves
que nos permitirán la aplicación
de una forma mucho más riguro-
sa y seria del Código Penal.
Solo en los últimos cinco años
23 niños han muerto y casi 200
han quedado huérfanos a causa
de la violencia de género.
Los menores son víctimas direc-
tas de la violencia de género.
Hasta tal punto que los hijos y las
hijas que viven de forma directa
si la sociedad sigue sosteniendo
un sistema en el que la mujer es
ciudadana de segunda.
“Hay que tener
muy presente
que si el padre
ejerce violencia
de género
contra la madre
está atentando
también
directamente
contra los hijos”
Los niños siempre deberían ser
escuchados en juicio, y estar
acompañados por una persona
de su confianza durante el tiem-
po de instrucción y el desarrollo
del juicio. Estos niños, cuando
tengan al menos 12 años, debe-
rían tener acceso a asistencia le-
trada para defender sus intereses
dentro del procedimiento judi-
cial, con independencia de cuá-
les sean los intereses de sus pro-
genitores. También se les debe
poner
asistencia
psicológica
cuando sea necesario.
esta violencia están sometidos a
una situación de estrés que se-
gún muchos estudios es equipa-
rable a la situación de estrés que
viven los niños y las niñas en
conflictos bélicos. Es decir, son
niños que están siempre hipervi-
gilantes, que tienen mucho mie-
do a que se produzca un desen-
lace fatal, que viven con mucha
rabia que no pueden encauzar y
que acaba afectando a su vida
social y a su educación.
¿Qué medidas consideras que
habría que tomar para proteger
a los menores como víctimas de
la violencia de género?
No podemos aspirar a que las ni-
ñas y los niños dejen de vivir en
entornos de violencia de género
Además de eso se les deberían
asignar ayudas económicas en el
caso de que la violencia de géne-
ro afecte a la economía de la fa-
milia. Debería evitarse en todo
caso que tengan que ir a institu-
ciones o a casas de acogida en
compañía de sus madres. Debe
serles respetado que deben te-
ner un hogar para continuar vi-
viendo en el mismo régimen en
que lo hacían con anterioridad,
pero sin el maltratador. Hay que
acabar con esos pisos de acogi-
da que son terroríficos para las
niñas y niños y suponen una re-
victimización, impidiéndoles po-
der continuar con una vida nor-
mal. Y, por supuesto, tener muy
presente que si el padre ejerce
violencia de género contra la ma-
dre éste atenta también directa-
mente contra los hijos y el régi-
men de visitas debe ser puesto
absolutamente en cuestión. ■
NOVIEMBRE 2017 •
mama
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