los casos de violencia de género, ni
siquiera de manera provisional, si hay
un proceso penal por violencia de
género o existe alguna orden de pro-
tección de la víctima. “Este era un
cambio que se venía pidiendo desde
hace años por las asociaciones de
mujeres desde el presupuesto de
que un maltratador no puede ser un
buen padre y bajo la reivindicación
de que el sistema de custodia com-
partida, además de suponer un peli-
gro potencial para la integridad del
niño, era una forma de seguir perpe-
trando la violencia contra la mujer, al
seguir vinculada al maltratador a tra-
vés de los hijos en común, cuya cus-
todia se compartía. También se per-
mitirá
acordar
la
suspensión
inmediata del régimen de visitas de
los hijos con el padre maltratador si
los niños han presenciado o han sido
víctimas de la violencia doméstica o
de género y se prohíben las visitas
de los menores a las cárceles en las
que se encuentre cumpliendo con-
dena el progenitor condenado por
violencia de género. Son todas ellas
medidas que tienen como finalidad
proteger a los niños y mantenerlos
alejados de la violencia y del maltra-
tador, para evitar que puedan ser uti-
lizados como instrumentos para se-
guir haciendo daño a la mujer, con el
riesgo que ello puede suponer para
la propia vida del niño”, argumenta.
También es importante para la
abogada que la ley reconozca como
víctimas de violencia de género a to-
das aquellas mujeres cuyos hijos ha-
yan muerto a manos de sus parejas o
exparejas: “Actualmente estas muje-
res están fuera de la regulación de la
VG hecha por la LO 1/2004, que solo
contempla los supuestos en que la
violencia se haya ejercido en la per-
"Las mujeres
cuyos hijos hayan
muerto a manos
de sus parejas o
exparejas deben
ser reconocidas
como víctimas"
sona de la mujer, pero no cuando se
ha llevado a cabo a través de la ins-
trumentalización de los hijos. Con
este reconocimiento se permitirá a
estas mujeres gozar de la asistencia
psicológica, familiar y jurídica que
asiste a todas las víctimas de violen-
cia de género, un gran avance”.
SALIR DE LA ESPIRAL DE LA VIO-
LENCIA DE GÉNERO
El día 15 de julio de 2017 será difícil
de olvidar para Natalia. “Cuando me
iba a entregar a los niños que venían
de pasar las vacaciones con él, me
cogió de los pelos, me metió en el
coche y empezó a pegarme puñeta-
zos en la cara. Los niños estaban
sentados en la parte de atrás y lo vie-
ron todo. Me cogió la cabeza para
que no la pudiera levantar y nos lle-
vó obligados a su casa. Durante el
camino gritaba a los niños para que
se callaran y a mí me decía que si se
encontraba a la Guardia Civil se pon-
dría en la carretera en dirección con-
traria y nos estamparía a los cuatro.
Cuando llegamos a su casa, mandó a
los niños al salón y él me llevó al
baño, me ató de pies y manos con
los cinturones del Albornoz y me
puso un cuchillo en el cuello dicién-
dome que no saldría viva de ahí. Yo
le suplicaba que por favor no me
cortara con el cuchillo, que me pe-
gara un tiro pero que no quería morir
así. No se cómo, logré tranquilizarle
diciéndole que le quería, que no iba a
pasar nada, y conseguí después de
una hora que él mismo llamara a su
hermano para que viniera a buscar-
me. Y así fue, vino a buscarnos y a él
inmediatamente lo detuvieron ya
que la policía nos estaba buscando
porque un vecino lo vio todo y me
oyó pedir socorro. A día de hoy está
en prisión preventiva y el día 4 de Di-
ciembre tenemos el juicio”.
Natalia acude desde entonces a
una psicóloga que le asignaron los
servicios de asuntos sociales, su hija
a una psicóloga de menores. Dice
que su hijo ha pasado todos estos
meses repitiendo lo que había visto
(“todos los días me tocaba el ojo que
tenía morado y me decía papá
pupa”) y que su hija a veces llora
echando de menos a su padre, pero
que poco a poco se van recompo-
niendo. “En casa todo lo que ha pa-
sado no es un tema tabú. Hablamos,
saben que papá está en la cárcel por-
que tiene que estar “castigado” por
ese comportamiento”.
Afirma que desde que el padre de
sus hijos está en la cárcel vive más
tranquila y ha aprendido mucho de
lo que le ha sucedido, y espera poder
ayudar a otras mujeres: “Deseo po-
der contar mi historia porque creo
que mi historia, como la de otras tan-
tas, puede ayudar a todas las muje-
res que están en una situación pare-
cida
para
que
se
sientan
comprendidas y animarlas a que den
el paso de denunciar”. ■
NOVIEMBRE 2017 •
mama
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