Madresfera Magazine 13- Noviembre 2017 | Page 37

los casos de violencia de género, ni siquiera de manera provisional, si hay un proceso penal por violencia de género o existe alguna orden de pro- tección de la víctima. “Este era un cambio que se venía pidiendo desde hace años por las asociaciones de mujeres desde el presupuesto de que un maltratador no puede ser un buen padre y bajo la reivindicación de que el sistema de custodia com- partida, además de suponer un peli- gro potencial para la integridad del niño, era una forma de seguir perpe- trando la violencia contra la mujer, al seguir vinculada al maltratador a tra- vés de los hijos en común, cuya cus- todia se compartía. También se per- mitirá acordar la suspensión inmediata del régimen de visitas de los hijos con el padre maltratador si los niños han presenciado o han sido víctimas de la violencia doméstica o de género y se prohíben las visitas de los menores a las cárceles en las que se encuentre cumpliendo con- dena el progenitor condenado por violencia de género. Son todas ellas medidas que tienen como finalidad proteger a los niños y mantenerlos alejados de la violencia y del maltra- tador, para evitar que puedan ser uti- lizados como instrumentos para se- guir haciendo daño a la mujer, con el riesgo que ello puede suponer para la propia vida del niño”, argumenta. También es importante para la abogada que la ley reconozca como víctimas de violencia de género a to- das aquellas mujeres cuyos hijos ha- yan muerto a manos de sus parejas o exparejas: “Actualmente estas muje- res están fuera de la regulación de la VG hecha por la LO 1/2004, que solo contempla los supuestos en que la violencia se haya ejercido en la per- "Las mujeres cu­yos hijos hayan muerto a manos de sus parejas o exparejas deben ser reconocidas como víctimas" sona de la mujer, pero no cuando se ha llevado a cabo a través de la ins- trumentalización de los hijos. Con este reconocimiento se permitirá a estas mujeres gozar de la asistencia psicológica, familiar y jurídica que asiste a todas las víctimas de violen- cia de género, un gran avance”. SALIR DE LA ESPIRAL DE LA VIO- LENCIA DE GÉNERO El día 15 de julio de 2017 será difícil de olvidar para Natalia. “Cuando me iba a entregar a los niños que venían de pasar las vacaciones con él, me cogió de los pelos, me metió en el coche y empezó a pegarme puñeta- zos en la cara. Los niños estaban sentados en la parte de atrás y lo vie- ron todo. Me cogió la cabeza para que no la pudiera levantar y nos lle- vó obligados a su casa. Durante el camino gritaba a los niños para que se callaran y a mí me decía que si se encontraba a la Guardia Civil se pon- dría en la carretera en dirección con- traria y nos estamparía a los cuatro. Cuando llegamos a su casa, mandó a los niños al salón y él me llevó al baño, me ató de pies y manos con los cinturones del Albornoz y me puso un cuchillo en el cuello dicién- dome que no saldría viva de ahí. Yo le suplicaba que por favor no me cortara con el cuchillo, que me pe- gara un tiro pero que no quería morir así. No se cómo, logré tranquilizarle diciéndole que le quería, que no iba a pasar nada, y conseguí después de una hora que él mismo llamara a su hermano para que viniera a buscar- me. Y así fue, vino a buscarnos y a él inmediatamente lo detuvieron ya que la policía nos estaba buscando porque un vecino lo vio todo y me oyó pedir socorro. A día de hoy está en prisión preventiva y el día 4 de Di- ciembre tenemos el juicio”. Natalia acude desde entonces a una psicóloga que le asignaron los servicios de asuntos sociales, su hija a una psicóloga de menores. Dice que su hijo ha pasado todos estos meses repitiendo lo que había visto (“todos los días me tocaba el ojo que tenía morado y me decía papá pupa”) y que su hija a veces llora echando de menos a su padre, pero que poco a poco se van recompo- niendo. “En casa todo lo que ha pa- sado no es un tema tabú. Hablamos, saben que papá está en la cárcel por- que tiene que estar “castigado” por ese comportamiento”. Afirma que desde que el padre de sus hijos está en la cárcel vive más tranquila y ha aprendido mucho de lo que le ha sucedido, y espera poder ayudar a otras mujeres: “Deseo po- der contar mi historia porque creo que mi historia, como la de otras tan- tas, puede ayudar a todas las muje- res que están en una situación pare- cida para que se sientan comprendidas y animarlas a que den el paso de denunciar”. ■ NOVIEMBRE 2017 • mama • 37