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F I C H A B LO G G E R
pensarlo, sino esperarlo inconscientemente. Y no es
así. Se pueden hacer las mismas cosas, pero ahora
de un modo distinto. Es prácticamente imposible
con niños muy pequeños ver todo lo que uno quiere
ver, además de ser un pensamiento muy egoísta. El
tiempo es limitado y ahora hay otras personitas que
también tienen derecho a decidir qué quieren hacer
con su tiempo.
AC: ¿Hasta qué punto crees que un pasaporte lúdico
u otra alternativa de gamificación podrían ayudar a
evitar esos cabreos?
JI: No existe una fórmula mágica para que las perso-
nas estemos felices y motivadas el 100% del tiempo.
Ni en el aula ni el trabajo ni en los viajes. Sin embargo,
esos sistemas gamificados aportan dos cosas muy
importantes para reducir el número de situaciones
molestas: motivación y actitud. La motivación para
los hijos ayuda a que algo que puede no ser diver-
tido para ellos (hacer una cola para un monumento,
probar una comida distinta, explorar un museo), se
convierta en algo que sí les apetece hacer. Algo por lo
que les merece la pena esperar, caminar o tener bue-
na predisposición. En segundo lugar, la actitud de la
persona que crea este sistema (en este caso, los pa-
dres) cambia radicalmente cuando hace este esfuer-
zo. Es más consciente de que es necesario motivar al
niño, que tiene sus propias necesidades e intereses y
que también hay que atenderlas. Quien emplea tiem-
po en gamificar un viaje sabe que a veces rinden más
30 minutos en un parque que 2 horas discutiendo con
un niño enfadado.
AC: ¿Qué consideras que es lo más importante a la
hora de