Madresfera Magazine 11 - Julio 2017 | Page 39

EL CAMINO DE LA ADOPCIÓN • LA HISTORIA PERSONAL • A. llegó a la vida de Marta y de su pareja con un año de vida tras cuatro largos años de espera en el siempre arduo y lleno de incertidumbres camino de la adopción. No olvida el día en que por fin le conocieron, ni su mirada asustada. Sus reflexiones y la experiencia de la adopción las narra desde hace un año en el blog ‘Lluvia al pasear’. Una lluvia que es casi un signo distintivo de su Asturias natal; y también una esperanza para la supervivencia en el país africano que vio nacer a su hijo. • Dentro de nuestro entorno existía un caso de adop- ción, con lo que para nosotros no era algo extraño ni desconocido. Al contrario, era un tema que hablába- mos en ocasiones, incluso antes de comenzar nuestro proyecto de familia habíamos comentado la posibili- dad de adoptar. Así que cuando llegó nuestro mo- mento y los hijos no llegaban de forma biológica, tras un par de tratamientos de fertilidad fallidos comenza- mos a pensar en la adopción como nuestro camino para ser padres. Desde que dimos el primer paso, bu- rocráticamente hablando, hasta que oficialmente nos convertimos en padres, pasaron cuatro años. • En todo ese tiempo nunca nos planteamos abando- nar el camino. Los procesos de adopción, en su ma- yoría, no cumplen los plazos orientativos que te faci- litan al principio de los mismos. Aprendes a aceptar que en el camino pueden aparecer cambios en el procedimiento que afecten a tu expediente, pero no por ello vas a paralizarlo. Y no quiero decir que sea fácil, al contrario, en la adopción conjugan dos facto- res: el puramente burocrático y el sentimental. De- trás de todos esos trámites administrativos se en- cuentra una familia que ha puesto sus esperanzas, ilusiones y amor en un proyecto que si sale bien, les convertirá en padres. Conjugar ambas cosas es muy complicado, pero aprendes a respetar los tiempos. • El proceso de adopción fue un aprendizaje brutal, tanto a nivel personal como de pareja. Se pone a prueba la paciencia y, sobre todo, aprendes a vivir con una enorme incertidumbre. Debes normalizar lo máximo posible, continuar con tu día a día, pero ob- viamente, tu corazón y tu cabeza se encuentran a miles de kilómetros. Fue un período de tiempo en el que afloraron en mí emociones que nunca antes qui- zás hubiese sentido. En mi caso aproveché para ex- plorarlas. Descubrí cuáles eran las que quería incen- tivar y cuáles me hacían daño, y a partir de ahí les planté cara. La recuerdo como una etapa de creci- miento interior, en la que empecé a vislumbrar qué tipo de persona quería ser y puse remedio para con- seguirlo. De ese enriquecimiento no solo me vi yo beneficiada, sino que también lo hicieron mi pareja y mi entorno, y supuso un salto muy importante hacia el tipo de madre que quería ser. • Que queríamos adoptar no fue algo que fuésemos gritando a los cuatro vientos, pero desde el primer momento nuestra familia y amigos más cercanos su- pieron de nuestra decisión. Su apoyo además fue de- cisivo para afrontar el proceso en sus momentos más complicados. Fue sorprendente ver la ilusión y la empatía con la que vivían cada paso que dábamos. Nos sentimos muy queridos. JULIO 2017 • mama • 39