[ SOLIDARIDAD ]
incluso, hemos tenido que derivar a mujeres que han ne-
cesitado una atención más específica a nivel psicológico”.
A parte de las consultas individualizadas, desde Cruz
Roja Española ofrecen en los campos de refugiados gru-
pos de educación maternal y de postparto, que favorecen
el apoyo mutuo tanto de los profesionales como de las
mujeres que participan en ellos. “Es muy enriquecedor
ver cómo se ayudan las unas a las otras con sus conse-
jos y experiencias, estos grupos les ayudan a compartir
sus preocupaciones y dudas y se fortalecen y empode-
ran como mujeres y madres”, explica la delegada de Cruz
Roja en Grecia.
En la actualidad el equipo materno-infantil está formado
por dos matronas (Ivonne y una profesional de la Fede-
ración Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de
la Media Luna Roja (IFRC), con el apoyo de una ginecólo-
ga de IFRC y de otra matrona del Ministerio de Salud de
Grecia). Las mujeres que forman este equipo tienen como
uno de sus objetivos principales en los campos de Skara-
magas y Ritsona “poder ofrecer cuidados y controles de
calidad a las mujeres que lo necesiten, estén embarazadas
o no”. En el campo realizan los controles rutinarios a todas
las embarazadas, y además, derivan a todas al hospital
público griego para realizar las analíticas de control y las
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ecografías específicas u otro tipo de pruebas que no se
pueden realizar en el campo (ECO morfológica, Doppler,
NST…). También derivan a las mujeres con embarazos de
alto riesgo a otros especialistas en los hospitales públicos
para un mejor seguimiento de su embarazo. ¿Y los par-
tos? “Los partos también se realizan en los hospitales”.
Miedos, problemas y sueños de futuro
Según Ivonne Aixalà, el mayor miedo que sienten las mu-
jeres embarazadas muchas veces no tiene nada que ver
con la propia gestación, sino que tiene su foco en el “no
saber qué será de ellos, la inseguridad, la no-información,
la espera”. En cuanto al embarazo, asegura la portavoz
de Cruz Roja que lo viven “bastante tranquilas y con nor-
malidad, ya que muchas de ellas ya tienen experiencia en
esto”. Quizás, según Aixalà, lo que más respeto les produ-
ce es “el hecho de parir en un hospital extranjero, donde,
por ejemplo, no está permitido un acompañante durante
el parto y donde el idioma es una gran barrera para una
buena atención en los hospitales, ya que la mayoría de
ellos no disponen de traductores”.
De traductores, ni de recursos, inmerso como está el país
heleno en una crisis económica interna a la que se ha
sumado la crisis humanitaria de los refugiados. Los ser-
vicios públicos, entre ellos los hospitales, se encuentran