ta una imagen social de ver a un niño
más mayor tomando pecho como
algo “normal”; lo que choca si pen-
samos que realmente alimentar así a
los bebés y niños es lo normal”. Es
por esto que, según Soler, la madre
que continúa amamantando se en-
frenta al rechazo social e incluso
profesional “por perjuicios y desco-
nocimiento de la evidencia científica
actual” e insiste en que es importan-
te que cada familia tome “decisiones
libres y con información”.
¿Y qué dice la evidencia científica
actual? Las principales organiza-
ciones científicas como la OMS, el
Comité de Lactancia Materna de la
AEPED, la Asociación Americana
de Pediatría o UNICEF, recomien-
dan iniciar la alimentación al pecho
durante la primera hora de vida y
continuar durante los primeros seis
meses con lactancia materna exclu-
siva (LME) y, complementada con
otros alimentos, hasta al menos los
dos años. No hay un límite definido
para poner fin a la lactancia mater-
na porque realmente es difícil deli-
mitar algo que, como apunta José
María Paricio, “antiguamente dura-
ba lo que duraba”. ¿Y cómo se tra-
duce esto? Si buscamos una expli-
cación biologista, la antropóloga
estadounidense Katherine Det-
twyler, basándose en un estudio
con grandes primates, marca la
edad del destete en la especie hu-
mana entre los tres y los siete años.
Sin embargo, si tenemos en cuenta
la corriente antropológica social y
cultural, con la que la antropóloga
Marta Ausona está más en sintonía,
lo “biológico” y lo cultural es un
continuo, “lo uno influye sobre lo
otro”, por lo que tanto la forma de
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mama
• MAYO 2017
“Un mito muy
extendido es el de que
los niños “mayores”
que toman pecho van
a sufrir terribles
consecuencias a
nivel psicológico y
emocional”
dar el pecho como el momento del
destete cambiaría en función de
condicionantes culturales, econó-
micos, sociales... “Encontramos so-
ciedades que han dado el pecho
hasta tres y cuatro años, incluso
doce en el caso de algunos colecti-
vos inuits (según datos de algunos
exploradores de finales del siglo
XIX y principios del XX recogidos
por Ploss i Bartels en 1935). Y hay
otros lugares en los que se ha ne-
gado el calostro y el pecho se ha
dado muy poco tiempo, como su-
cedió en algunos países europeos
en épocas preindustriales. Todo de-
pende mucho del lugar, porque
todo está condicionado por facto-
res culturales”, explica.
Cuando Marta Ausona comenzó
su tesis hace seis años, llegar al año
de lactancia materna en España
“era como un hito”. Hoy, aunque re-
conoce que cada vez hay más mo-
vimientos que promueven la lac-
tancia materna, considera que se
sigue viendo “como fuera de la nor-
ma”. De hecho, cuenta Marta que
cuando presentó su tesis “Lactan-
cias maternas más allá del año. Crí-
ticas, creencias y corporalidad” en
2015, hubo compañeros (“que se
supone que tienen una mente más
abierta porque saben que en otras
sociedades se da el pecho hasta
edades más avanzadas”) que cuan-
do les decía que hay madres que
dan el pecho, por ejemplo, hasta
los dos años, le preguntaban si eso
“era bueno” para el niño, “si no les
creaba algún tipo de trauma”. “No
todos, pero algunos compañeros se
quedaban como “esto no es nor-
mal”. Y es curioso como aquí no lo
vemos normal, pero sin embargo si
vemos a una mujer africana de una
tribu en un documental lo vemos
súper natural, porque ellas sí, pero
nosotros no, que somos los moder-
nos”, explica.
Y es que, como bien explica el psi-
cólogo Alberto Soler, un mito muy
extendido es el de que los niños
“mayores” que toman pecho van a
sufrir “terribles consecuencias a ni-
vel psicológico y emocional”. Sin
embargo, esto es completamente