VOLVER A ATRÁS PARA
COMPRENDER EL HOY
El origen del “desastre” lo encuen-
tra José María Paricio, pediatra,
fundador de e-lactancia.org y Te-
lasmos.org y presidente de la Aso-
ciación para la Promoción e Inves-
tigación científica y cultural de la
Lactancia Materna (APILAM), en
los inicios del siglo XX, un momen-
to en el que las compañías de le-
che artificial comenzaron a entrar
tímidamente en nuestro país, con
años de retraso respecto a otros
países europeos como Francia o
Inglaterra. Tendrían que pasar casi
50 años desde aquellos inicios
para que el despegue económico,
junto con el traslado del parto del
hogar al hospital, disparara la po-
pularidad de las leches artificiales,
que vivirían su apogeo en los años
70 y 80. Se abría así, un enorme
hueco generacional entre las ma-
dres que abandonaron sus lactan-
cias o decidieron no dar el pecho
“porque la presión que había era
enorme”.
Menciona Paricio el traslado que
se produce del proceso de parto al
hospital porque será éste el escena-
rio en el que se empezarán a dar
“pautas y recomendaciones abe-
rrantes” en cuanto a lactancia ma-
terna (pecho cada tres horas, cinco
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mama
• MAYO 2017
minutos de cada pecho, echarse
crema si duele...). Recomendacio-
nes erróneas de “grandes profeso-
res y profesoras” y la consecuente
pérdida de la confianza de las ma-
dres generada por el desprestigio
de la maternidad. “Desde la oficiali-
dad de la pediatría española del si-
glo pasado se comenzó a decir a las
mujeres que no tenían ni idea de lo
que estaban haciendo a través de
mensajes como “si te descuidas y
no haces lo que te estoy diciendo,
eres un peligro para tu hijo”. De he-
cho, escriben unos tratados total-
mente aberrantes de lactancia ma-
terna, de puericultura (que se
pueden incluso conseguir hoy en li-
brerías de segunda mano); tan abe-
rrantes que lo normal es que con
esas recomendaciones las lactan-
cias fracasasen al cuarto día”, expli-
ca el presidente de APILAM, que
nos recuerda que “si algo habían he-
cho las mujeres bien durante siglos
y milenios eso era dar pecho”, y lo
hacían con las mejores maestras:
otras madres. Porque “la lactancia
no es un instinto, es un aprendizaje,
“La lactancia
no es un
instinto, es un
aprendizaje, un
hecho cultural
transmitido de
madres a hijas”
un hecho cultural transmitido de
madres a hijas”.
Sería ya en los años 90 cuando re-
nació el interés por recuperar la cul-
tura de lactancia materna a través
de “pequeños grupos de madres”
que comienzan a darle valor de nue-
vo. Cuando le preguntamos por el
futuro, José María Paricio es opti-
mista: “De allí hasta aquí hemos pro-
gresado mucho. Sigue habiendo
mucho por hacer, y en la actualidad
seguimos siendo una cultura muy
hostil a la lactancia materna, pero
hemos avanzado mucho; y lo hemos
hecho gracias, sobre todo, a que
existen grupos de apoyo a la lactan-
cia, grupos de mujeres que se orga-
nizan en torno a la crianza y a la lac-
tancia y que son para mí una
garantía para que se recupere la cul-
tura de la lactancia”.
UNA CUESTIÓN CULTURAL
Para explicar la cuestión de la hosti-
lidad cultural hacia la lactancia que
menciona José María Paricio, Marta
Ausona, antropóloga y cofundadora
del grupo de investigación MA-
TER-Observatori de les maternitats
i paternitats contemporànies, en-
cuentra muchos condicionantes so-
ciales. Por un lado, la gran influencia
que ha tenido la leche artificial du-
rante las décadas de los 50 a los 80,
que mencionaba Paricio. “El biberón
se asoció con una imagen de inde-
pendencia y modernidad de la mu-
jer, sobre todo porque en la época
franquista se implementó mucho el
dar el pecho como forma de sacrifi-
cio y amor maternal, aunque doliera,
y si dolía mejor, porque más buena