le de utilidad, sobre todo porque
entonces había muchos menos
blogs dedicados a la vida sostenible
que ahora.
Por otra parte, desde un punto de
vista más práctico, pensé que,
además, me serviría mejor que
cualquier máster para ponerme al
día en el tema de teconologías y
comunicación digital y a la larga
lograr ese giro profesional que bus-
caba. Ha sido un acierto total. Me
gusta decir que mi blog ha sido mi
timón de cambio.
“A veces veo
los carros de
compra de las
personas y me
doy cuenta de
que la mitad de
lo que llevan es
basura”
A través de tu blog, ¿has podido
comprobar si hay interés por
cambiar las cosas hacia un consumo menos salva-
je?
Mucho mayor de lo que creemos. Cada vez recibo
más comentarios de personas entusiastas de una vida
más respetuosa con el planeta que está a niveles muy
distintos en su propio camino. A veces son personas
que tienen las inquietudes y no saben por dónde
comenzar. O incluso, que no tienen idea de todos los
cambios que pueden llegar a hacer, y por eso es tan
importante la información y la difusión. Pero también
en otros casos son personas que me llevan muchísima
ventaja en algún punto y que, aún así, están buscando
cómo seguir avanzando y cómo tener un mayor im-
pacto positivo en su entorno.
34
•
mama
• MARZO 2017
Desde la Ecocosmopolita defien-
des la utilización de productos
para “usar y reusar”, ¿es posible
una vida sin residuos o con me-
nos residuos?
Los residuos me preocupan desde
hace mucho. Es evidente que pro-
ducimos demasiada basura y que
como este planeta en el que vivi-
mos tiene la “peculiaridad” de que
es finito, pues estamos creando un
problema monstruoso. Y claro que
podemos reducir nuestros residu-
os, ¡si cada español produce una
media de 440 kg de basura al año!
Piensa en todos los productos so-
breempaquetados que compramos, en la ropa que se
compra por puro consumismo, las cosas que tienes
por casa sin utilizar y algún día acabarán en la basura
y, finalmente, en toda la basura que se genera, por
ejemplo, en una fiesta de cumpleaños si manteles, va-
sos, platos, cubiertos y servilletas son desechables. Y
eso por no hablar de los envoltorios de los regalos y,
a veces, de los propios regalos, que muchas veces son
cosas que no necesitamos.
O piensa en un carro de compras típico de una fa-
milia lleno de productos industriales: yogures, ce-
reales, charcutería en plástico, galletas, comida pre-
cocinada, latas. A veces veo los carros de compra de
las personas y me doy cuenta de que la mitad de lo