[ HISTORIAS PERSONALES ]
porque no esperábamos para nada una noticia así. En
segundo lugar, un gran sentimiento de culpabilidad,
y esto es algo que arrastraré toda la vida. No dejo de
preguntarme: ¿hacia dónde estaba mirando que no
me di cuenta de que mi hija era sorda? Y, por último,
miedo, mucho miedo a lo desconocido porque no
sabes en un primer momento si esto tiene solución
o no, cuáles son los pasos a dar, si esto requiere de
una operación o si existe medicación... Teníamos un
desconocimiento absoluto, era como comenzar a ca-
minar sobre un precipicio”, explica Loles emocionada
al otro lado del teléfono.
20
•
mama
• JULIO 2016
EL IMPLANTE COCLEAR
Aitana se sometió a un implante coclear a los 25
meses, diez después de aquel primer diagnóstico.
Pero tomar la decisión de aquella operación no fue
nada fácil. Tampoco el camino que recorrieron. Tras
el diagnóstico de su hija, Loles y Javier debían tomar
la decisión de operarla o no. “Nos dijeron: “Si queréis
que vuestra hija en algún momento pueda escuchar,
tiene que pasar por un quirófano para ser implantada
sí o sí porque no hay otra forma de que Aitana pueda
escuchar”. La niña podía ser oralista o podíamos
tomar el camino de no oralista y que se comunicara a