[ HISTORIAS PERSONALES ]
L
“La evolución
y el éxito de
un implantado
coclear
depende
mucho de su
equipo”
oles y Javier nunca sospe-
charon que su hija Aitana
tenía una sordera profunda.
Fue a los 15 meses cuando
le detectan una Hipoacusia
Neurosensorial Severo Profunda
o, en otras palabras, una sordera
profunda de ambos oídos. Todo
comenzó en la escuela infantil a
la que acudía: “La cuidadora de la
escuela nos convocó a una reunión
y nos dijo que habían notado algo
“extraño” en Aitana: no reacciona-
ba a los juegos, no reaccionaba al
contacto con otros niños, funcionaba por imitación,
nos plantearon la posibilidad de problemas de déficit
de atención o algún problema de audición”, cuenta
Loles Sancho.
Entonces fue cuando empezaron a observar a Aita-
na y vieron que, efectivamente, la
idea de que existiera un problema
auditivo cobraba fuerza debido a
cosas aparentemente tan simples
como que no se giraba cuando la
llamaban o que no sentía ningún
tipo de interés por los dibujos ani-
mados de la televisión. Acudieron
así a un otorrino, pero lo hicieron
con la idea de que, quizás, fuera
algo como un tapón de cera. Sin
embargo, aquel día dio comienzo la
carrera de fondo más difícil de sus
vidas: entraron pensando que iban
por un problema leve y salieron con la noticia de que
su hija sufría una sordera.
¿Qué siente una madre al recibir un diagnóstico así?
“La verdad es que fue una mezcla de varias cosas.
En primer lugar, mucha angustia. Fue un shock total
MARZO 2017 •
mama
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