Madresfera Magazine 09- Marzo 2017 | Page 105

[ FILMOTECA PARENTAL ] “REFLEXIONES SOBRE LA CRIANZA Y LA EDUCACIÓN” Captain Fantastic H ay películas que tienen una admirable cualidad: la de tenerte pensando y reflexionando sobre lo que viste durante días e incluso semanas. Uno tiende a atribuir esta capacidad al cine minoritario y de autor, pero de repente llega ‘Captain Fantastic’ y te desmonta todos los tópicos, porque hablamos de una película que pese a su estética indie, está directamente dirigida a las grandes masas. Un film independiente, sí, pero con actores de la talla de Vigo Mortensen en el cartel y con una clara vocación de llegar al gran público. Y, sin embargo y pese a ello, ‘Captain Fantastic’ tiene una capacidad única para abordar los problemas de occidente con inteligencia y humor. Y desde una perspectiva claramente de izquierdas, toda una osadía en el cine estadounidense. Ha tejido Matt Ross, director y guionista, una historia entretenida y compleja en su sencillez, la de una familia, encabezada por Vigo Mortensen, que decide huir de la civilización, hastiado de ella y del capitalismo salvaje, para criar a sus seis hijos en mitad del bosque. Allí los preparan físicamente para sobrevivir en la naturaleza, pero también intelectualmente, en una reivindicación con pocos precedentes en el cine del homeschooling. El suicidio de la madre romperá el equilibrio familiar y pondrá en entredicho todo lo construido hasta la fecha, poniendo a prueba la flexibilidad de unos y otros y el sueño utópico del padre. Convertida ya y por derecho propio en una de las grandes películas de 2016, fascina de ‘Captain Fantastic’ su capacidad para entretener a la vez que da que pensar, la invitación que ofrece al público para reflexionar sobre el mundo en el que vivimos y sobre la necesidad de buscar nuevos y mejores caminos. Quizás con Noam Chomsky como nuevo Dios universal, quién sabe. La continua referencia al reconocido activista de izquierdas norteamericano es una maravillosa licencia que se ha tomado Ross, que convierte al sociólogo en un protagonista más, sin necesidad de salir en la pantalla, al reproducir de voz de los actores muchos de sus planteamientos teóricos. El final, con su consiguiente momento dramático en el que parece que todo está perdido pero no (es cine comercial, ¿¡qué esperabais!?), nos deja un regusto amargo, más dulce eso sí del que suelen dejar otras películas indies más pesimistas. No es, como decimos, un final feliz (si es que existen los finales felices), pero sí deja abierto un rayo a la esperanza, a una pequeña victoria, la conseguida por este padre y sus hijos, que necesita de otras pequeñas victorias domésticas, en tu casa y en la mía, para cambiar el mundo. POR ADRIÁN CORDELLAT MARZO 2017 • mama • 105