Madresfera Magazine 07 - Noviembre 2016 | Page 140

[ SOLIDARIDAD ] Y la dicotomía que trazaba el escritor valenciano estaba cargada de verdad. En los 41 países más ricos del mundo, casi 77 millones de niños vivían en la pobreza monetaria en 2014. En España, sin ir más lejos, la tasa de pobreza infantil se situaba por encima del 30% (un porcentaje solo superado por Rumanía y Bulgaria), y se disparaba hasta el 60% en las casas de familias migrantes extranjeras. Mientras tanto, ajenos aparentemente a esta realidad, los distintos gobiernos han reducido desde 2009 en 2.700 millones de euros la inversión en protección social, acrecentando aún más si cabe la situación de desigualdad y desamparo. Según Gabriel González-Bueno, especialista en políticas de infancia de UNICEF Comité Español, la pobreza en el primer mundo se suele medir “de manera relativa”. Es decir, se es pobre si se está por debajo de un nivel de ingresos determinado respecto al resto de la población, pero no se mide tanto “como la imposibilidad para acceder a servicios y necesidades básicas para la supervivencia y desarrollo” (agua potable, sanidad, etc.). Pese a ello, pese a que las realidades y las consecuencias de la pobreza son diferentes en cuanto a su intensidad en países más desarrollados respecto a los países en desarrollo, “en ambos la pobreza contribuye a la vulneración de los derechos de los niños o a que los ejerciten en desigualdad de oportunidades”. Para el responsable de Unicef en muchos de los países más desarrollados se ha prestado “poca atención a este fenómeno hasta los últimos años”, una falta de visibilidad provocada en parte “porque el fenómeno se producía en el interior de los hogares” y no era tan evidente públicamente: “Ha sido la crisis económica la que en muchos casos ha visibilizado la cara más dura de la pobreza infantil en nuestro país y los de nuestro entorno (los desahucios, la dificultad para tener la casa caliente, para comer de una manera adecuada, etc.). Situaciones que se creían ya superadas, pero que se dan en países en los que no hay ninguna excusa para que se produzcan”. En ese sentido, González-Bueno recuerda que muchos de los países más desarrollados “están fracasando en contener los niveles de pobreza infantil o de pobreza en hogares con niños”, hasta el punto de que los menores superan “significativamente en demasiados países” los niveles de pobreza y privación de los adultos. Una realidad, ésta, que además de la falta de hogar y la desnutrición, sus dramas más visibles, oculta otros fenómenos “como las dificultades económicas, la discriminación, los peores resultados académicos o la dificultad para 140 • mama • NOVIEMBRE 2016 “En los 41 países más ricos del mundo, casi 77 millones de niños vivían en la pobreza monetaria en 2014” acceder a suministros básicos”. Todos ellos, según el especialista en políticas de infancia, “influyen directamente en el bienestar y los derechos del niño, condicionan su desarrollo y su inclusión social, lo dejan atrás”. Invertir en erradicar la desigualdades “Si se realizan las inversiones adecuadas en el momento preciso, los niños desfavorecidos podrán disfrutar de su derecho a vivir una vida mejor. Si reducimos las desigualdades que hoy en día constituyen una violación de sus derechos, dichas inversiones ayudarán a que esos niños tengan vidas más productivas cuando sean adultos y, así, podrán brindar más oportunidades a sus propios hijos. De este modo, se sustituirían los ciclos intergeneracionales de privaciones por ciclos sostenibles de oportunidades”, aseguran desde Unicef. Para ello, desde la ONG señalan a cinco elementos que consideran esenciales: Por un lado la información, “que proporciona datos que revelan a quién se está dejando atrás, qué programas están fracasando y cuáles están