Madresfera Magazine 05 - Julio 2016 | Page 51

N PORTA E sorprendente, la información genética de ambos, que se transmitirá a través del óvulo y del espermatozoide que alcance su objetivo, también puede estar siendo “estropeada” por la mala alimentación . Es lo que denominamos epigenética. Después del parto, la lactancia materna será el talismán protector, no solo de la obesidad infantil, sino de gran número de patologías que los niños alimentados con fórmula presentan con mayor frecuencia que los amamantados. El no obligar a comer, no presionar, el no estar pendientes de los percentiles (se da demasiada importancia a las gráficas de peso), el no tener productos insanos en casa… Todo esto forma parte de la prevención de la obesidad infantil, entre otros muchos consejos que quedan recogidos en mi libro y en los de Julio Basulto y Juan Revenga. Los adultos elegimos lo que comemos pero, ¿quién elige lo que comen los niños? Es evidente que el niño nunca, pero nunca, es culpable de lo que come ni de las consecuencias que ello tiene. Somos nosotros los padres (ya sabemos que influenciados por muchos factores) los que compramos y metemos en el carrito de la compra aquellos productos que luego el niño tendrá deseos irresistibles de comer. Por eso, no tener en casa productos insanos es la mejor manera de promover una alimentación familiar saludable. ¿Qué opinas de los menús de los comedores escolares? ¿Han mejorado en los últimos años o aún queda mucho por hacer? Es evidente que en los últimos años ha mejorado la calidad nutricional, en líneas generales, de lo que se sirve en los colegios, pues están regulados por directrices autonómicas que suelen cumplirse, pero aún quedan aspectos relacionados con la presentación (muchas veces triste como la de servir en una bandeja de aluminio con huecos para la comida) o con la temperatura (no es lo mismo comer un arroz con tomate calentito y en su punto, que frío y pasado) o con el ruido ambiental. La experiencia de comer con tus compañeros de clase tendría que ser amable y relajante, lo que contrasta con lo que sucede en muchos comedores. “El niño nunca es culpable de lo que come ni de las consecuencias que ello tiene” ¿Quién crees que tiene más responsabilidad en la calidad de la alimentación de los más pequeños: el comedor del colegio, los padres o el entorno del niño? No es cuestión de culpabilizar más a los abuelos que a los padres o que a los familiares de otros amigos o compañeros, pues todos en general deberían de ir en la misma dirección ya que no sirve de nada intentar co- DA ORME I NF mer muy saludablemente desde las 8 del lunes hasta las 3 de la tarde del viernes, si luego vienen dos días y medio de alegría dulce, salada y calórica con productos insanos. Como he dicho antes, los colegios han mejorado sus menús; además, cuantitativamente, no tienen tanta influencia como a veces los medios nos quieren hacer pensar. Los desayunos y las meriendas siguen siendo los más maltratados por los adultos: bollería y zumos industriales, lácteos azucarados... ¿Es cuestión de cultura, de “falta de tiempo”, de comodidad o de desinformación? Una mezcla de todos estos factores, aunque hay que reseñar que la fruta es comodísima y rápida de preparar, por lo que es falso que es más cómodo poner un bollito para la merienda que un táper con fruta cortada,o si el niño es más grande, poner en la mochila una pera o una manzana. ¿Tienen los padres información real y útil sobre alimentación o seguimos inmersos en la más absoluta desinformación, mitos y los “si lo venden será porque es bueno”? El nivel cultural de los padres influye mucho sobre la alimentación infantil y esto se ha visto en los estudios. Por eso, el nivel de “credulidad” es directamente proporcional, en muchas ocasiones, al nivel socioeconómico y cultural que rodea a la familia. Esto hace que los mensajes con verdades a medias y mentiras camufladas que rezan en muchos envases, hagan mella en los más desfavorecidos. ■ JULIO 2016 • mama • 51