Madresfera Magazine 05 - Julio 2016 | Page 38

N PORTA E DA ORME I NF parados, los niños, ya que son los que más pesan del mundo. ¿Qué estamos haciendo mal? Casi todo. Hemos avanzado mucho en cuanto a la esperanza de vida gracias, principalmente, a las vacunas y a los avances de la medicina. Sin embargo, los expertos dicen que esos avances de la medicina han tocado techo y en un futuro próximo ya no van a poder hacer frente a las enfermedades derivadas, sobre todo, de la obesidad, porque en gran medida esa obesidad, además, empieza en la infancia. En España casi la mitad de los niños tienen exceso de peso y una sociedad con tantos niños con este problema será una sociedad en la que la mayoría de sus adultos tendrán exceso de peso. Por tanto, habrá patologías derivadas de ello que ni con tratamientos farmacológicos ni médicos se podrán abordar. ¿Qué estamos haciendo mal? Ya he dicho que la gente sabe que las personas mueren de cáncer, de diabetes, de enfermedades cardiovasculares... Pero en realidad la causa de la muerte es otra: los estilos de vida no saludables y modificables ¿Qué causa que la gente fume, beba, lleve una vida sedentaria o que no dé el pecho? Debemos pensar que hay una serie de factores que determinan las causas pero fundamentalmente hay un factor político, de pobreza, de discriminación, de desigualdad. Y mientras no haya una presión mayor por parte de los gobiernos para evitar las desigualdades de todo tipo la gente va a seguir siendo víctima de esos hábitos. 38 • mama • JULIO 2016 ¿Somos conscientes de que la alimentación y un estilo de vida saludable es determinante para que la esperanza de vida de nuestros hijos no sea menor que la de sus progenitores? Es la primera vez que algo así puede ocurrir… Efectivamente esto es algo que vienen anunciando los investigadores desde hace muchos años pero aún no somos conscientes de ello. Hay una encuesta de la Unión Europea de la que se desprende que la buena parte de la población cree que una buena alimentación es importante para su salud. Sin embargo, 9 de cada 10 encuestados piensa que una mala alimentación no es mala para su salud. La gente no es consciente de que una mala alimentación perjudica su salud. Por esto, entre otros motivos, triunfan los charlatanes: la gente quiere una solución rápida pero no hay soluciones mágicas. No existen. De hecho, hay un dato muy significativo y es que sólo un 20% de las personas que entran en atención primaria, que van al médico, está dispuesta a cambiar sus hábitos. Pero una cosa es que estén dispuestos y otra es que los terminen cambiando. Esto te da una idea de lo que estamos diciendo: la gente quiere una solución rápida, una pastilla, la fórmula mágica, pero, en general, no está dispuesta a cambiar sus hábitos para terminar con el problema. En España observamos que, en determinados rangos de edad, hasta 4 de cada 10 niños padece obesidad. ¿Cómo reconocer el problema? Escribí un artículo en 2015 sobre este tema. En todo caso, es el pediatra quien debe diagnosticar la obesidad infantil. Es cierto que hay niños a los que a simple vista ya se les puede ver, pero lo s padres podemos ser bastante malos haciendo diagnósticos. Hay bastantes padres con hijos con obesidad que no creen que su hijo tenga este problema y lo achacan a que está “fornido”. Pero también ocurre al revés. Hay niños con peso normal y sus padres piensan que están “demasiado delgados”. La obesidad es multifactorial y surge como consecuencia de un buen número de condicionantes. En el caso de la obesidad infantil ninguno de esos condicionantes está bajo el control del niño, tal y como aseguró en 2015 Margaret Chan, Directora General de la Organización Mundial de la Salud. Ante esto, ¿qué podemos hacer los padres para prevenir la obesidad? ¿Cuál es nuestro papel? Lo primero es dar ejemplo. Lo que no puede ser es que le pidamos a un niño que no coma helados, por poner un ejemplo, y ponernos a comer helados delante de él. Si queremos que el niño coma sano, debemos nosotros comer sano también. El ejemplo de lo que hacemos nosotros es importantísimo. Segundo: no tener alimentos insanos en casa, ni llevárselos a la salida del colegio ni al parque. Tercero: no obligarles a comer nunca. Cuarto: intentar que nuestros hijos no pasen un montón de horas delante de la televisión. ¿Cómo? Pues no teniendo la tele-