Madresfera Magazine 05 - Julio 2016 | Page 17

[ EL POST DEL MES ] P or qué crees que está tan mal visto, para un sector de la sociedad (como demuestra el artículo de Carmen Posadas), que una madre deje temporalmente su trabajo para criar a su hijo o que lo amamante por encima de los dos años de edad? Creo que las razones son múltiples y no todas comunes a ambas cosas, pero en el fondo de la crítica creo que sí comparten cierta base. Hay una parte importante del movimiento feminista que contemplará siempre con horror que cualquier mujer se someta voluntariamente a eso que consideran nuevas viejas formas de esclavitud doméstica. Con lo que costó —y sigue costando— que las mujeres os incorporéis en igualdad de condiciones al mercado laboral, se ve como un paso atrás que una opte por volver al hogar, como si no existiera la posibilidad de hacerlo de verdad por voluntad propia, como si cualquier mujer que tome esa decisión lo hiciera inevitablemente condicionada por nuestro entorno machista. Me pregunto en el post si debo avergonzarme yo por dejar a un lado mi trabajo para dedicarme a mi hija, pero en el fondo soy consciente de que desde muchas ópticas la situación no es exactamente equivalente a la de una mamá que hiciera lo mismo. Las connotaciones que el mismo acto tiene varían todavía mucho según sea un hombre o una mujer quien lo haga. En el caso de la lactancia creo que no hay tanto componente de género. Hay una parte, claro: Hay quien opina que dar el pecho es otra atadura que perfectamente podría sustituirse por biberones repartidos a partes iguales entre papá y mamá. Pero en este caso creo que el motivo principal es más cultural que otra cosa. Desde mi punto de vista, hablar de la «cultura del biberón» no es una exageración, es una realidad que se puede documentar analizando cualquier forma de nuestra cultura social como las películas o la publicidad. Tenemos la imagen de bebés pequeños tomando el biberón porque nos suena haberlos visto en los anuncios, pero poco más. Esa ausencia de una «cultura de la teta» se alimenta, además, de los tabúes derivados de la cosificación de vuestro cuerpo. Hay muchas campañas que contraponen el escándalo que produce una teta lactante frente al uso y abuso que se hace del pecho femenino en la publicidad o en el mundo del espectáculo. Me encan- FICHA BLOGGER Blog: Papá llega tarde Blogger: Enrique Herrero Edad: 32 años Hijos y edades: una hija de 17 meses Blogger desde: 5 de febrero de 2016 Temas del blog: reflexiones personales sobre paternidad, crianza, conciliación… y un poco de cocina Visitas/mes: 340 Páginas vistas/mes: 722 Twitter: @euqirnetoso Frase favorita: «Si tu problema tiene solución, ¿por qué te preocupas? Y si no tiene solución, ¿por qué te preocupas?» tan. Teniendo todo eso en cuenta, me río por no llorar cuando leo, como en el artículo de Posadas, que con la bandera del feminismo se tacha de exhibicionista a una madre lactante. ¿No debería el feminismo, justamente, criticar la postura contraria? La de quien decide desde una agencia de publicidad con muchas firmas masculinas cuándo y dónde se puede sacar partido a una teta; la de una sociedad que pretende decirles a las mamás cuándo es correcto usar su pecho para aquello para lo que muchas entienden que lo tienen… Como dices en tu post, vivimos en una burbuja en las que nos rodeamos de gente, tanto en la vida real como en las redes sociales, que piensa más o menos igual que nosotros. Y obviamos, conscientemente, a ese otro mundo que piensa diferente. ¿Nos esforzamos poco por entender al otro y nos resulta más fácil criticarlo? Creo que sí, y yo el primero. Vivimos con la sensación de no tener tiempo para nada, así que supongo que priorizamos las conversaciones (o las lecturas) que sabemos que nos van a hacer pasar un buen rato y evitamos aquellas compañías —virtuales o físicas— con las que sabemos que vamos a acabar discutiendo o, como mínimo, molestos. Hace falta mucha fuerza de voluntad para dedicarle tiempo a entender las motivaciones de quien opina distinto. Es mucho más fácil leer un titular o los 140 caracteres de un tuit y lanzarnos al cuello del autor sin preocuparnos de qué es lo que lo lleva a escribir tal o cual cosa. JULIO 2016 • mama • 17