Madresfera Magazine 04- Mayo 2016 | Page 78

[ SALUD ] “Los dentistas vemos todos los días pacientes con caries que se cepillan varias veces al día pero lo hacen mal y eso es como no cepillar” ble. Una dieta dura, seca y fibrosa. La boca trabaja con sus músculos, sus articulaciones, sus huesos por lo que el sedentarismo en salud general es el equivalente a la dieta blanda en salud bucodental: si no trabajamos los músculos, los huesos, los ligamentos, éstos se atrofian. Y la boca funciona básicamente comiendo, tragando, masticando por un lado, por el otro, arrancando trozos de comida, incidiendo, moliendo, machacando. Cuando nuestra alimentación se basa en leche con cereales, pan de molde, menestra de verduras cocida, albóndigas, tortilla de patatas y plátano, no estamos trabajando con los músculos. Todo aquello que se aplasta con un tenedor no estimula el sistema neuromuscular ni músculo-esquelético”. Otra causa de la aparición de caries es una técnica inadecuada de cepillado. “Los dentistas vemos todos los días pacientes con caries que se cepillan varias veces al día pero lo hacen mal y eso es como no cepillar”. Las consecuencias de las caries para la salud son problemas como infecciones y dolor y la posibilidad a largo plazo de que de adulto ese niño sea una persona que a edad temprana pierda piezas dentales. Además, Irene Iglesias explica que “una boca en mal estado aumenta el riesgo de enfermedades como diabetes, enfermedades cardiovasculares, problemas de erección en varones, infertilidad, riesgo de parto prematuro o de recién nacido de bajo peso, o más riesgo de cierto tipo de tumores”. La salud bucodental tiene una íntima relación con la salud general, y por tanto, en la infancia estamos creando hábitos para una buena salud también de ese niño cuando llegue a ser adulto. “A mí me preocupa un niño enfermo no por niño sino porque si no cambiamos nada será un adulto enfermo”, concluye Irene. Uso de dentífrico en bebés y niños: ¿es recomendable? Para Irene Iglesias, los dentífricos fluorados tienen demostrada eficacia en la prevención de la caries y, pese a que no son la única medida preventiva, sí son una fundamental. Son muchas las dudas que han sur- 78 • mama • MAYO 2016 gido a lo largo de los últimos años sobre si es recomendable o no su uso en bebés y niños. Para la odontóloga la respuesta es dentífrico fluorado sí, porque, según apunta, “está demostrado que previene la caries, que no olvidemos que es la enfermedad más prevalente en el ser humano, por encima, y mucho, del asma o la obesidad. Y la caries es una enfermedad prevenible en la que el dentífrico fluorado juega un papel fundamental en la prevención”. Eso sí, en el caso de bebés, siempre mayores de un año, y niños, se debe hacer de manera segura y eficaz: “Poniendo una cantidad acorde con el número de dientes que tiene, en cepillo seco para no hacer espuma y cepillando insistentemente las superficies dentales separando con un dedo los tejidos blandos que nos restan visibilidad y acceso (labios, lengua, carrillos). Y luego, no enjuagarse”. Esto último que puede parecer sorprendente, es comparado por la especialista con la limpieza de una herida: “Al igual que si te haces una herida contra el suelo, primero eliminas los restos gruesos, piedrecilla, arena, y luego limpias cuidadosamente y aplicas un antiséptico y lo dejas, no te enjuagas después”. El motivo no es otro que el efecto a posteriori de la sustancia terapéutica (flúor) hasta el momento del siguiente cepillado. El uso de dentífrico por parte de niños no está exento de mitos. El mayor, según Irene, es que si se tragan dentífrico puede ser perjudicial para la salud del niño. “Lo que es perjudicial es dejarle al niño el tubo de pasta de dientes, que lo chupe o dejarle el cepillo lleno de pasta y que lo maneje él. La pasta de dientes es segura cuando la maneja el adulto pero no cuando es el niño el que lo manipula. Utilizado y dosificado adecuadamente por parte del adulto, no hay evidencia de riesgos de fluorosis ni intoxicación por el uso de la pasta de dientes. No olvidemos que la fluorosis es una enfermedad consecuencia del exceso de flúor en el agua de consumo (ojo, por cierto, con algunas aguas minerales). Esto no sucede en países como España donde la concentración de flúor se sitúa en la franja entre 0.7 y 1.2 ppm (no así