[ FILMOTECA PARENTAL ]
“SENTIR PARA COMPRENDER”
La familia Bélier
Puntualmente el cine francés regala a la taquilla cinematográfica española una joya. ‘La familia Belier’ llegaba
avalada por sus más de 7 millones de espectadores en
el país vecino y por una coletilla, “la comedia del año en
Francia”, que suele deparar más decepciones que alegrías. El arriesgado film de Eric Lartigau cae del lado de
las alegrías en su apuesta por la comedia y por un final
que pese a que la tentación era grande, no cae en el recurso al melodrama. Sin alcanzar el listón que marcó en
2011 ‘Intocable’, el director entre otras de ‘Los infieles’
(2012) consigue cerrar una película redonda, divertida,
amable y tierna en la que nos invita a ponernos en la
piel de quienes no pueden oír, pero también de quienes
están a su alrededor.
‘La familia Belier’ nos traslada a la campiña francesa, a
uno de esos pueblos en los que todos los vecinos se
conocen, para narrarnos la historia de una familia no
muy distinta a cualquier otra (unos hijos adolescentes
que comienzan a querer volar y a vivir nuevas experiencias, miedos de padres universales, deseos de hijos que
chocan con deseos de padres, instinto de protección),
pero peculiar desde el momento en el que tres de sus
cuatro miembros son sordomudos, un detalle que en un
principio podría abocarnos al cine mudo pero que Eric
Lartigau convierte en una cinta repleta de buenas e inteligentes conversaciones.
La historia principal gira en torno a un conflicto que
pone en peligro la estabilidad familiar: la hija adolescente, la única que puede hablar y oír y que es el motor de la
familia, resulta tener un gran talento para el canto; algo
que, obviamente su familia no puede “entender”. Esto la
llevará a tener que enfrentarse a una dura elección: alejarse de su familia para continuar con su sueño o mantenerse en la campiña francesa al cobijo de los suyos. Al92
•
mama
• MARZO 2016
rededor de la misma orbitan otras historias secundarias,
como el afán del padre por convertirse en alcalde del
municipio (“¿Por qué no votarían a un sordo si votaron a
un imbécil?”) o el despertar sexual del hijo pequeño de
la familia en una de las escenas más cómicas del metraje.
En esta comedia con esencia francesa rayan a la perfección sus protagonistas, tan adorables, toscos, histriónicos y bondadosos que parece imposible no enamorarse perdidamente de ellos. También los secundarios,
empezando por ese profesor de canto cascarrabias
que esconde a un ángel de la guarda. Con todos ellos
Eric Lartigau teje una historia VR