Madresfera Magazine 03- Marzo 2016 | Page 66

[ SALUD ] percute directamente en la movilidad intrapélvica. Todo lo que deje cicatrices va a influir negativamente sobre la musculatura, las fascias y la funcionalidad”. Silvia Garmamu, matrona del centro de maternidad Mamá mimada de Ciudad Real es de la misma opinión y añade que “la cesárea no elimina las posibilidades de que nuestro suelo pélvico se debilite ya que también sufrirá durante todo el embarazo y, por tanto, no estamos exentas de encontrarnos con problemas en el posparto”. Factores que contribuyen a debilitar el suelo pélvico Como todos los músculos del cuerpo humano, el suelo pélvico se debilita principalmente por dos razones: el desuso y el tiempo. Cuando una musculatura no se ejercita de forma habitual, el tiempo va haciendo estragos en ella, atrofiándola y debilitándola. “Al hacer una valoración de la musculatura, lo más frecuente es encontrar que la mujer no sabe cómo contraer y relajar la musculatura, como si se hubiera perdido su capacidad de moverla a voluntad”, nos cuenta Choni Gómez. Además de la falta de ejercicio y del tiempo, hay múltiples factores de riesgo que pueden empeorar la salud de nuestro suelo pélvico: estreñimiento, obesidad, tos crónica, deportes de impacto, la práctica de algunas profesiones (cantantes o músicos de viento), la menopausia, el embarazo y el parto. Silvia Garmamu insiste en que “durante el embarazo el peso que produce el útero gestante debilita poco a poco la hamaca pélvica por lo que si la mujer no parte de un suelo pélvico fuerte puede sufrir desde el primer momento incontinencia de orina”. La cosa empeora en el parto porque es un momento en el que la musculatura pélvica sufre una distensión enorme debido a los pujos y la salida del bebé a través de la vagina. Sin embargo, la matrona nos aclara que ese impacto puede ser algo menor si se tienen en cuenta una serie de consideraciones: - El pujo debería realizase durante la espiración, es decir, mientras expulsamos el aire, este tipo de pujo es mucho menos dañino para nuestro bebé y para nuestro suelo pélvico, ya que son más cortos y la mamá nunca estaría en apnea. 66 • mama • MARZO 2016 - Una fase de expulsivo muy larga también produce una distensión mayor de la musculatura, produciéndose más daño en esta zona. Los partos con epidural aumentan el tiempo de dilatación y expulsivo, por tanto sería un factor de riesgo añadido. - La realización de episiotomía (corte en el periné) provoca un gran impacto sobre esta musculatura, ya que es un corte limpio que arrasa con mucosa, músculo y piel por una línea no marcada por el propio cuerpo, cosa que si ocurre con un desgarro. El desgarro también daña el suelo pélvico pero su recuperación es mucho más sencilla. “Si una mujer tiene un suelo pélvico sano, consciente y entrenado, no tiene ningún motivo para tener incontinencia tras el parto, puesto que estamos diseñadas y preparadas para gestar y parir sin lesionarnos. Otra cosa distinta es que el parto (o más bien el manejo no fisiológico del parto), provoque lesiones perineales que conlleven una pérdida de función, aún teniendo un suelo pélvico sano previamente”, explica Choni Gómez, que añade que “todas deberíamos conocer y manejar nuestro suelo pélvico desde la infancia ya que cuanto mayor sea el autocuidado, menor será el problema después”. Hormonalmente hablando, el cuerpo tarda unos dos meses en recuperar los tejidos corporales tras el parto. “El suelo pélvico ha estado bajo la influencia de la progesterona y la relaxina, soportando un peso no habitual y con un centro de gravedad diferente durante el embarazo”, apunta Choni. En el parto, los músculos se han estirado para permitir el paso del bebé y necesitan un tiempo para recuperar su posición, su tono y su capacidad por eso, desde Hebamme recomiendan hacer una buena valoración perineal 6-8 semanas después del parto y comprobar cómo está y qué podemos hacer. Cómo podemos ejercitar el suelo pélvico La prevención es siempre la opción ideal para evitar posibles problemas con la salud de nuestro suelo pélvico. Silvia Garmamu nos explica que el trabajo con este músculo debería comenzar no durante el embarazo, la preparación al parto o el postparto, sino que es una labor que debe tener su inicio en nuestra juventud, “desde que somos conscientes de qué es el suelo pélvico”.