Madresfera Magazine 02- Febrero 2016 | Page 61

[ + de 6 ] Hay vida después de los 6 U n pelo púbico. Un solitario, esporádico y traidor pelo púbico y mi mundo se puso del revés. Un pelo púbico certificó lo que mis ojos habían visto pero mi cerebro todavía no había asumido: “¡Espabila! ¡Que tu niña se hace mayor!” Mi hija, que por aquel entonces tenía siete años y medio, ya no era un bebé, ni siquiera una niña pequeña. Ella se creía una adolescente, pero no llegaba ni a prepúber, y yo, de nuevo, como otras tantas veces desde que era madre, pisaba un terreno desconocido en el que, además, tenía siempre la sensación de que todas y cada una de mis decisiones iban a tener una huella imborrable en ella. Cuando parecía que teníamos dominados y superados los problemas que nos habían atormentado tiempo atrás; cuando habíamos dicho adiós a la lactancia, al colecho, a los pañales, a las rabietas e, incluso, a la adaptación escolar... Justo cuando acariciaba la ilusión de que mi hija estaban medio criada... ¡zas! Tocaba empezar casi de nuevo. Y tocaba hacerlo, además, en un contexto en el que, por mucho que indagaba y rebuscaba en mi recién estrenada “tribu” bloguera, no daba con los resortes ni con las teclas adecuadas. ¿Por primera vez la blogosfera maternal se iba a quedar muda, sin gurús ni sabios consejos? ¿Acaso no había padres en mi misma situación? ¿Quizás estaban tan ocupados lidiando con sus problemas cotidianos que ya no tenían tiempo de compartirlos con el universo? O, simplemente, ¿faltaba visibilidad para reivindicar  la importancia y el espacio de esa etapa aparentemente de transición entre la primera infancia y la pubertad pero que juega un papel vital en la madurez del niño y en su camino hacia la vida adulta? POR MERAK LUNA Teníamos que gritarlo bien alto, por si alguien no se había dado cuenta. Teníamos que organizarnos y advertir a los que venían detrás: ¡Hay vida después de los 6! Y con ese lema -