“Conozco a
muchos hombres
que se sienten
mal por trabajar
hasta horas
intempestivas, pero
nunca se definen
como culpables”
de sus bebés porque se ven
excluidas y etiquetadas como
no productivas. Las que seguís
con vuestra profesión porque
os veis tachadas como madres
que dan prioridad a su carrera
por encima de sus hijos. ¿Te
has sentido o te han hecho
sentir culpable en algún
momento?
S.O: Te diría que sí. Sobre todo
me han hecho sentir culpable
mis hijos, cuando empezaron a
verbalizar las ausencias y a
compararme con otras madres que sí que van a buscar
a sus hijos al cole todas las tardes, que llegan a casa
pronto mientras que tú lo haces cuando ya están
dormidos… Y te empiezan a preguntar por qué tú no.
Te sientes culpable porque te das cuenta de que te
echan en falta. Es una sensación que efectivamente es
muy de las mujeres. Conozco muchos hombres que se
sienten mal por trabajar hasta horas intempestivas,
pero nunca se definen como culpables. La culpa viene
con nosotras y yo creo que es algo que tenemos
combatir nosotras mismas. Para eso no hay legislación.
No concibo que un parlamento apruebe una ley por la
que quede abolida la culpa (risas). Tenemos que
aprender a convivir con ello y a relativizar sus efectos.
maternidad, vivimos en una
sociedad con mucha presencia
psicológica: todo parece que va
a causar un trauma a nuestros
hijos, y esto se acaba cargando
sobre las espaldas de las
mujeres trabajadoras.
M.M: ¿En qué consiste “el timo
de la mujer trabajadora” del
que hablas en la novela?
S.O: Consiste en descubrir que
la expectativa de igualdad es
sólo una expectativa, que no
somos del todo iguales, que la sociedad todavía no
ha entendido que una mujer al 100%, sin renunciar a
su faceta de madre, es un valor increíble. Lo que he
descubierto es que no hay alternativa: o estás al
100%, y eso implica renuncias personales, como dejar
de ver a tus hijos todo el tiempo que querrías, o
renuncias y pides reducción de jornada, que me
parece otro timo. ¿Por qué no se puede tener todo?
¿Qué es lo que falla?
M.M: ¿Hasta qué punto falta empatía de la sociedad
hacia las madres en ese sentido? Y también entre las
propias madres…
S.O: Es un poco tópico lo de mujer contra mujer. Aquí
en el Congreso, las periodistas somos mayoritariamente mujeres y nos ayudamos muchísimo. Nos
respaldamos. Si un día tengo que salir corriendo para
ir al pediatra, una compañera me coge el micrófono o
me va contando lo que va sucediendo para que
pueda llegar a todo. Entre nosotras nos entendemos
bastante. Al menos esa es mi realidad. Pero luego sí
que es cierto que la sociedad todavía culpa a la mujer
de cosas que no son justas. Que no puedas estar en el
colegio todos los días no te hace peor madre. O que
delegues una parte del cuidado de tus hijos tampoco.
A la sociedad aún le falta un poco en ese sentido.
M.M: ¿Qué es eso que falla para ti?
S.O: Yo creo que hay un problema de racionalización de
horarios en nuestro país brutal. Somos una sociedad
noctámbula, que acaba de trabajar muy tarde. En mi
caso concreto, aunque yo no quiero hacer de mi caso
causa, los informativos de televisión acaban muy tarde,
con lo cual, a nada que tengas algo para el informativo
de la noche ya llegas a casa a las 10. En gen eral los
horarios de las empresas son terribles. Las reuniones
por la tarde están a la orden del día y yo creo que eso
perjudica a la mujer profesional. En todas las empresas
que han experimentado con jornadas intensivas, como
por ejemplo Iberdrola, se ha visto un efecto positivo
sobre la mujer, que es la principal solicitante de reducciones de jornada. Ya no las piden, con lo cual su sueldo
sigue siendo el mismo y no se ralentiza su carrera
profesional. ¿Y por qué no nos podemos organizar así?
¿Por qué no nos podemos acercar más a esa Europa a
la que nos quisimos parecer hace 30 años? ¿Qué nos
impide ser como el resto en este tipo de organización
que está demostrado que funciona?
M.M: ¿Os exige demasiado la sociedad?
S.O: Creo que hay un 50-50. Las mujeres nos exigimos demasiado a nosotras mismas, porque somos
tremendamente perfeccionistas y queremos demostrar que lo podemos hacer todo. Y en cuanto a la
M.M: ¿Es la conciliación una tarea pendiente en este
país?
S.O: Desde luego. Y como decía antes, los horarios
me parecen la madre del cordero, porque a partir de
ellos se pueden regular mejor los tiempos. Creo que
FEBRERO 2016 •
mama
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