D.O: La alimentación infantil es una asignatura pendiente para muchísimos pediatras pero, lamentablemente, también para la sociedad en general. No sé si
sabes que España es el país de Europa con mayor tasa
de obesidad infantil. ¿Qué estamos haciendo mal?
E.H: Hacemos demasiado caso a las marcas de
supuestos alimentos. Si cerraran de un día para otro
los supermercados mucha gente no sabría qué
hacer. En nuestra mesa hay producto de cercanía y
sano. Si alguien no lo quiere en ese momento, pues
ya merendará. Es imposible que un niño muera de
hambre en un país industrializado como este pero sí
es fácil que viva con muchos problemas de salud si
lo que come es basura disfrazada de comida.
D.O: Julio Basulto afirma en “Secretos de la gente
sana” que el único secreto que existe para conservar
y aumentar la salud es a través de la adquisición de
sencillos hábitos saludables y prescindiendo de
aquello que nos resulta dañino. ¿Cómo
podemos enseñar a nuestros hijos la
importancia de esta piedra filosofal?
E.H: Dando ejemplo. Y siendo firmes
ante tooooodas las mierdas que
nuestro hijo se encuentra por la calle y
que se quiere comer. ¡Son tan bonitas!
Nosotros, de todas formas, no demonizamos, si hay que comerse una hamburguesa guarra
un día o hartarse de chuches en un cumpleaños,
pues adelante.
D.O: Hablemos de tetas. En varias ocasiones has
hecho menciones a la lactancia materna como lo que
es, la forma normal de alimentar a nuestras criaturas.
Mójate. ¿Por qué crees que aparece a menudo ese
debate teta-biberón en relación a las malasmadres-buenasmadres?
E.H: Dar teta requiere un sacrificio, por muy placentero y satisfactorio que sea, la verdad. Para dar teta
sólo vale la madre y tiene que estar. Entiendo que
muchas mujeres no desean hacerlo porque no
quieren sentir que llevan todo el peso de la crianza o
porque creen se les caen las tetas, por lo que sea.
Me parece una pena que dejen de amamantar por
incorporarse al trabajo, porque podrían hacerlo las
horas que estén con el bebé, pero el personal
sanitario a veces tampoco sabe explicar esto. Lo
curioso es que dando teta, dando biberón o vistiendo de azul turquesa, todas nos sentimos cuestiona-
das y seremos buenas o malas madres dependiendo
del rincón desde el que se nos mire. ¿Solución?
Como todo, decidir con datos.
D.O: Muchas madres se quejan de que haya gente que
se sorprenda de que sus hijos más “mayorcitos” tomen
pecho. ¿Se entiende en este país que un niño se
desteta de forma natural a partir de los 2 años y
medio?
E.H: Todos sabemos que la leche materna es lo
adecuado para un bebé (¡y lo más barato!) pero si el
bebé se transforma en niño ya no queda tan claro.
De todas maneras, yo me encuentro con más y más
madres que dan teta a niños, algunas un poco a
escondidas, es cierto. Yo también he pasado algo de
apuro amamantando a un hijo de casi tres años que
abulta más que yo, si soy sincera... Pero eso está en
nuestras cabezas. Si alguien se sorprende por ver a
un niño mamar, pues se le explica si quiere. Si es una
persona nacida antes de los setenta y
el boom de los biberones seguramente
acabará contando que también mamaba hasta después de haber empezado
a hablar. Es una cuestión de objetividad histórica.
D.O: ¿Promocionan los poderes públicos
la lactancia materna como deberían? ¿Crees que es
importante la divulgación y el apoyo a la lactancia?
E.H: Los poderes públicos se emplean a fondo con la
economía y se olvidan constantemente de la vida de
las personas reales y de sus necesidades.
D.O: Por cierto, eres bastante activa en Twitter:
¿Cómo se convive con casi un millón de seguidores
leyendo tus tuits?
E.H: Pues bien, gracias, con normalidad.
D.O: Dada tu posición, ¿te tienes que repensar
mucho los tuits antes de publicarlos?
E.H: Sí. Aunque yo creo que eso debería hacerlo
todo el mundo, que se queda ahí escrito.
D.O: Y una última pregunta indiscreta: ¿Sigues algún
blog de maternidad/paternidad/crianza? ¿Nos
podrías decir cuál?
E.H: Leo Crianza Natural desde que me quedé
preñada y ahí sigo, encontrando trucos para casi
todo. ■
NOVIEMBRE 2015 •
mama
• 37