LUMEN
Edición #1 • Agosto 2014 • Página 30
asunto; mas, sin embargo, se hace constar la aprobación por la Alta Cámara del Reglamento
Interior de la logia “Regeneraciòn”.65
Regresando a la sesión de junio, es pertinente apuntar que en la misma se informó el
nombramiento de Carlos B. Meltz como representante de la Gran Logia de Nueva York ante la
GLSPR.66 Como dijimos anteriormente, buena parte de la membresía de logia “San Juan
Bautista” que Meltz dirigía estaba compuesta por norteamericanos que llegaron como soldados o
funcionarios civiles del nuevo gobierno. Es muy probable que, según hubo negociaciones con la
logia “Palafox” y con otros masones de logias españolas, al recién electo Gran Primer Vigilante
le tocara llegar a algún tipo de acuerdo con la potencia masónica que le designaba como
representante suyo en la Isla, a cambio de que se reconociera la jurisdicción de la GLSPR.
Luego de un año de trabajo a partir del traslado y reorganización de la Obediencia
puertorriqueña, el organismo contaba con once logias activas al terminar la gestión de Palmer el
25 de abril de 1900. Tan exitoso había sido en “resucitar” la GLSPR, que los asistentes a la
sesión lo reeligieron para que continuara al frente de la obediencia autóctona. No obstante, este
declinó ocupar el cargo nuevamente, y la asamblea eligió a Meltz como Gran Maestro.67
Creemos apropiado cerrar este apartado con una parte de las expresiones que hiciera el
Gran Maestro saliente en su informe a la asamblea. En las mismas, resume la gestión hecha para
reactivar la GLSPR, y apunta la importancia del proceso dentro del ambiente de cambio que se
vivía en el país en ese momento.
Si difícil fue la vida de esta Gran Logia en época anterior, debido al ambiente de opresión
e injusticias de aquellos tiempos, no ha alcanzado mejores días desde su reorganización,
sino por aquellas causas, por otras de índole diferente.
Acababa el país de experimentar una brusca transformación en todos sus organismos,
después de los azares de algunos meses de incertidumbres y esperanzas y de las
penalidades que aporta toda guerra.
Al brillar en lontananza la estrella refulgente de la libertad, apresuróse (sic) la Gran
Logia—que nació bajo el amparo de la de Colón e Isla de Cuba, por cesión de territorio
que ésta le hiciera en acuerdo de 12 de junio de 1885—a reanudar sus trabajos, a fin de
no perder los derechos adquiridos a costa de sus afanes y de sus méritos de largos años….
65
Anuario 1900, Pág. 35.
Actas, Pág. 197.
67
Anuario 1900, Pags. 16-17.
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