LUMEN Edicion 1, agosto 2014 | Page 23

LUMEN Edición #1 • Agosto 2014 • Página 13 documentos masónicos titulada Documentos históricos de la Gran Logia Soberana de Puerto Rico, 1883-1903. En la misma hallamos varios documentos relacionados con el traslado de la GLSPR en 1899, la mayoría de los cuales (con excepción de la carta de Arrillaga a Palmer del 3 de marzo de 1899, citada por Palacín Mejías) no han sido citados directamente por los historiadores que han hilvanado los dos discursos historiográficos sobre los sucesos que discutimos en este espacio. Como veremos más adelante, los documentos que analizaremos, en unión a una nueva mirada a las actas de la GLSPR de 1896 a 1899, nos permitirá presentar la historia detrás de las dos historias que hemos resumido hasta el momento. Pero antes de movernos hacia ese apartado, es vital evaluar con mayor profundidad el contexto político, social y económico en el que ocurrieron los acontecimientos documentados en las fuentes primarias inéditas que nos han permitido redactar este ensayo. El Puerto Rico de 1898-1899 Luego de terminada la Guerra Hispanoamericana, los Estados Unidos dejaron en manos de su milicia la administración de la Isla hasta el 1900. Durante este periodo, los puertorriqueños tuvieron que enfrentar cambios dramáticos que impactaron profundamente sus vidas. Lo acelerado e impactante de estos cambios tuvo, entre otras consecuencias, como corolario la adopción de estrategias de supervivencia para la defensa de los diferentes intereses individuales y colectivos. Los 18 meses de gobierno militar estadounidense marcaron una transición importante en nuestra historia. La economía, la sociedad, la política, la cultura, en fin, todas las facetas claves de nuestra vida de pueblo se vieron afectadas por las acciones de los oficiales militares y por las imágenes que ellos y otros norteamericanos se formaron sobre nuestra realidad. De hecho, tanto las acciones de los gobernantes militares, como las relaciones del pueblo puertorriqueño y sus líderes, sentaron precedentes importantes. Por consiguiente, la estampa del periodo de mando militar quedó impresa firmemente en la trayectoria histórica posterior.22 Reflexionando a su vez sobre el impacto de la invasión y el cambio de soberanía, el historiador puertorriqueño Mariano Negrón Portillo ha dicho: La discontinuidad histórica que provocó en Puerto Rico la invasión de 1898 y los procesos de ruptura social y política que le siguieron, tuvieron como consecuencia una 22 Scarano, Francisco A., Puerto Rico, Cinco siglos de historia, Tercera Edición, México, Mc Graw-Hill Interamericana, 2008, Pág. 454.