LUMEN
Edición #1 • Agosto 2014 • Página 93
El hecho de que hubiera masones en ambos bandos de la contienda durante la colonia, no
disminuye en nada a lo anteriormente expresado. La razón, la explica claramente el Dr. German
Wolter del Río, uno de los más preclaros Grandes Maestros de la Gran Logia de Cuba, en su
mensaje anual de 1930, época también muy difícil: “[los masones] discutimos principios en
abstracto (…) sin derivar casos o conclusiones concretas porque, como Institución, no podemos
hacerlo. Cada Hermano, individualmente, con las enseñanzas, los ideales y las doctrinas
masónicos, deberá por sí mismo y como individuo, proveer para tales conclusiones,
independientemente de la Institución, las aplicaciones que libremente considere apropiadas, con
la serenidad, las limitaciones y la filosofía humanista que caracteriza a cada masón”73.
El Prof. Ayala lo explica así: “Hubo masones en el Partido Conservador y los hubo
también en el Partido Liberal, y después en el autonomista. Sin embargo, los ejemplos más
numerosos los hemos encontrado en este último. (...) Curiosamente, los dos miembros más
destacados del Partido Autonomista en los años 1890, y rivales entre sí, eran los masones Muñoz
Rivera [criollo] y Fernández Juncos [asturiano de nacimiento; puertorriqueño de corazón]“74.
El Prof. Torres Cuevas opina: “Los miembros de la direcciòn del Partido Autonomista
[cubano] eran destacadas figuras de los dos cuerpos masónicos [autóctonos: de Colón e Isla de
Cuba]. (…) Muchos de los más destacados intelectuales de la época, tanto autonomistas como
independentistas, eran masones”75. Las Prof. Soucy y Sappez añaden: “la Gran Logia, como
institución, afirma su carácter apolítico, sus miembros (…) su compromiso como masones y
como ciudadanos (…) Sera Govín como Gran Maestro, quien recuerde (…) que sería una
grandísima desgracia que hubiera escisión entre el ciudadano y el masón, porque entonces la
obra de la Fraternidad será una obra baldía, muerta”76.
Ciertamente, y como explica el Prof. Ayala, las obediencias tanto autóctonas como
españolas actuaban como si fuesen parti