Los omniscientes N°11, Mayo 2015 | Page 39

Acudí a las 15:00 horas a un anuncio de trabajo para promotoras, (si la memoria no me falla) decía esto: “¿Querés ganar 1000 pesos por semana? comunícate a este número 0388-4231558, estamos buscando chicas de buena presencia, dale anímate a formar parte de nuestro Staff.”

Mi situación no era la mejor, necesitaba pagar el alquiler del departamento y algunas cuentas de la universidad, mi entrevistador muy amable me ofreció a través de su secretaria un vaso de agua, yo bebí de el con confianza y ese fue mi error, todo empezó a girar y sentí un impacto contra el suelo.

Desperté en un lugar oscuro pensando en mi novio, la angustia había nublado mi juicio por un momento, trate de calmarme recordando los rasgos de su cara, es un hombre bello por dentro y por fuera, perfecto para el común de los chicos que viven en estos días, me ofreció acompañarme a la entrevista, pero yo no quise por orgullo, quería probarle que me puedo mostrar segura y fuerte. Y a pesar de su enojo, él comprendió mi decisión y me deseo éxitos en la entrevista, lo amo como a nadie en este mundo, y en estos momentos de miedo, solo recuerdo su insistencia en acompañarme para que me sienta tranquila, ¡que estúpida fui al decirle no!, quizás otra seria la historia, no paro de llorar, me asusta esta oscuridad en la que estoy recluida, todo se mueve, siento las calles, los vehículos y la vida que sigue su normal curso alrededor, yo ya grite, he pateado la cajuela con la intención de que cediera el baúl pero no se abre, es demasiado fuerte la puertita.

17 horas

Nadie me escucha, mis cuerdas vocales están muy dañadas, no sé qué estará haciendo mi novio, mi familia, no es tarde, son las 17 y apenas han pasado 2 horas de la entrevista, yo estoy desesperada porque nadie en este preciso momento puede sospechar lo que estoy viviendo, Agustín mi amor, te pido perdón por mi insolencia, espero que entiendas que solo me ganó este estúpido orgullo, te amo mi vida, pase lo que pase no lo olvides nunca.