Los omniscientes N°11, Mayo 2015 | Page 37

Recogió la escuálida bolsa donde a las monedas les costaban hacer algo de ruido de tanto que rebotaban entre las plastificadas paredes. Se levantó y asió sus bártulos. Echó un vistazo a cada lado de la calle y se dibujó en su rostro una mueca satisfecha. Cargó su mochila al hombro y se encaminó hacia un destino diferente al que siempre tomaba.

Sin mirar atrás, con un rostro despejado y aliviado que reflejaba a quien se hallaba en paz, caminaba afianzado hacia el nuevo destino mientras respiraba un aire distinto que hacía mucho no inhalaba, y en su cabeza parafraseaba: "Quizás..."

JUAN ANTONIO CARRASCO

ESPAÑA