Los omniscientes N°11, Mayo 2015 | Page 30

curada de espantos, me pareciste más o menos como todos, egoísta y gentil, pero con fuego en la sangre, y perdona por el topicazo, lo habré leído en alguna parte…me sacaba de quicio tu actitud hacia mi hijo, sí, no digo nuestro hijo, digo mi hijo, porque tú nunca lo quisiste, no tenías nada de paciencia, no tenías ni puñetera idea de cómo tratar a un niño, perdona el exceso verbal, pero nada podía hacerle, porque aquello iba con tu carácter, y a según qué edades mejor aceptarse uno tal como es, porque los otros caminos no son más que maneras gratuitas de sufrir. Menos mal que luego llegó la pequeña y lo dulcificó todo, menos mal que os distrajo de aquella guerra fría que teníais entre los dos…no sé cómo pude llegar a enamorarme de ti, porque a pesar de tus muchas cualidades mira que podías llegar a ser ruin y despreciable cuando te lo proponías, y celoso, que aquello se me hacía difícil de soportar, era como haber llegado a los cuarenta con el padre metido en casa y refunfuñando porque la niña llegaba tarde, un horror, eras insufrible, y…y cómo te quería, parecía el mundo al revés, cuantas más estrecheces, más celos y más discusiones más nos deseábamos, la cama obraba en nosotros un efecto milagroso, terapéutico, y cuando me penetrabas me removías toda por dentro, me hacías olvidar toda la tensión acumulada por los años, me hacías sentir liviana, ligera, ligerita como el viento, y…menos mal que estaré muerta cuando leas esto, me está dando un poco de vergüenza…qué más añadir…ah, sí, que ayer leí una frase de Gabo, una frase magnífica, ¿sabes cuál, quieres leerla…? “Los laureles del amor no están hechos para dormirse en ellos, sino para joderse juntos”. Real como la vida misma. Lo que hubiera dado por conocer esa frase poco después de haberte conocido…mi amor.

Autor: Alex Vargas ( España)

Blog: http://alejandrovargassanchez.blogspot.com