poder venir a Santiago con toda tranquilidad.
No hay nada en “La Vorágine” que no sea grabado en
Santiago. Todo es grabado aquí, ya sea en estudio o al
aire libre, todo es grabado en Santiago. No sé cuántos
años fueron, del 68 estoy seguro, 69 por lo tanto también, 70 también y 71, entonces fueron como tres años
aquí metidos, y ya participando, de pronto ya de los actos
que llamaba el gobierno, como siempre, como todos los
gobiernos, de repente han organizado festivales. En ese
tiempo se organizaban en la Alameda, en aquellos años,
se cerraba la Alameda, uno de los grandes fue cuando
se cerró la Plaza de Armas, otro en otra plaza, no me
acuerdo dónde, y había otros como tres o cuatro en la
Alameda.
Por una parte había eso que se le llama el desenfado
de la juventud. Que a nosotros no nos importaba tanto,
porque nosotros ni siquiera derivamos en una expresión
política, que el desenfado generalmente tiende a eso. Nosotros nos mantuvimos incólumes, de todas maneras, en
una línea de expresión humana y artística, que fue siempre nuestro sello y sigue siéndolo. Sin embargo, había
más que desenfado en ese momento, yo considero. Había más bien una búsqueda, la típica búsqueda del ser
humano en la juventud, especialmente en la juventud, que
uno no tiene la experiencia, no ha vivido todavía, entonces
es mucho más misterioso todo. Si bien es cierto que el
misterio siempre va a existir, en la época de la juventud todavía es más misterioso el misterio. Es más misterioso el
misterio, entonces nosotros respondimos muy bien tanto
a ser jóvenes como a ser artistas. Yo considero que esa
época es principalmente de búsqueda, y de dejarse ir.
Para nosotros en ese momento, recuerdo perfectamente,
Claudio en la costa de la Quinta Región. Fotografía original de archivo Los Jaivas.