níamos un amigo santiaguino que era bombero, de la
Bomba Inglesa la que está frente a la plaza en Bilbao con
Los Leones, que todavía está ahí. El primer contrato que
tuvimos en Santiago fue ese, una tocata en la Bomba
Inglesa en una fiesta de los bomberos. Después de eso
pasó mucho tiempo para que volviéramos ya como Los
Jaivas.
Toda esta historia de tocar en las fiestas, para que
para nosotros fuera entretenida, siempre íbamos inventando algo, porque de repente se empezó a volver rutinario, ya era un trabajo. En el verano nos contrataban en
una boite de Viña, y estábamos los 60 días. Partíamos la
noche de año nuevo y terminábamos el primero de Marzo, todos los días.
Teníamos entre 15 y 17 años. Bueno, pero toda esa
cosa creativa ya venía de antes, de cuando nosotros empezamos a hacer música. Hacíamos música, teníamos
un piano que lo desarmábamos, improvisábamos, tocábamos unas cosas así súper voladas, pero era como jugando no más. Después nosotros empezamos a crecer y
seguíamos tocando en las fiestas, pero al mismo tiempo
toda esa cosa de niños, esa cosa lúdica de niños también
fue evolucionando, pero eso lo hacíamos en la casa no
más, y nos juntábamos con otros amigos que también iban
creciendo, entonces uno de repente ya se iba definiendo.
Unos eran fotógrafos, otros pintores, otros estudiantes
de arquitectura, había unos poetas, y estas reuniones se
transformaban como en unos japenings. Algunos estábamos estudiando. Gato estudiaba arquitectura, Mario también, yo estaba estudiando ingeniería. Eduardo se dedicó
a la poesía, estaba como poeta, en busca de un lenguaje poético con Juan Luís Martínez, que después creció
Claudio y Gato tocando acordeón y guitarra en
una fiesta. Fotografía original de archivo Los
Jaivas.