Los Jaivas Testimonio y Marca 1 | Page 146

Eduardo: La teatralidad nace por una parte de saber que siempre los del rock and roll eran alharacos para tocar y de que resulta de que cuando tú has tocado diez veces el “Mambo de Machaguay” y te encuentras con que estás siempre así, ya te empieza a dar lata, por último te rascas el culo. Y ahí te empiezas a dar cuenta de que para pasarlo bien, porque lo empiezas a pasar hasta mal, como un disco que repite, entonces uno dice “ya, voy a hacer cualquier cosa” y empiezas a inventar tus movimientos, el mismo tema te llama, si tú tienes que tocar empiezas a inventar movimientos graciosos en el escenario, causa del hastío de tocar todos los días el mismo tema, entonces tú, además de darle cuerda a tu imaginación, de entretenerte tú mismo, estás entreteniendo al público también, porque claro, es más entretenido a fin de cuentas, en vez de estar así con cara de palo, estar más gracioso, con movimiento, y de repente ir a visitar al compañero que está en un solo, y se van dando. Yo lo relaciono con los movimientos del cura y los monaguillos en la misa, porque son movimientos rituales al final, que uno le aplica a la canción. Eduardo tocando bongó en un concierto. Fotografía original de archivo Jaivamigos. Claudio: Incluso ensayábamos en un galpón grande que teníamos en la casa, y hubo momentos en que ensayábamos la iluminación también. Pero era para los conciertos importantes, los conciertos de París más bien. Porque cuando andábamos de gira, eran giras de un concierto tras del otro, había que tocar todos los días. Por eso la mística de concierto es muy importante, pero no se puede aplicar en conciertos de gira. Yo que soy el encargado de la relación con el público, cuando llegamos a un lugar yo trato, por lo menos, de empaparme del lugar. Ponte tú