¿Con qué objetivo saliste de Paraguay y
cuál fue tu destino?
¿Cómo se vive la experiencia de trabajar
para “Médicos Sin Fronteras”?
Salí en el año 2010 con destino a Sudán del
Sur, la que para mí fue la primera misión con
“Médicos Sin Fronteras” (MSF).
Trabajar con MSF fue un sueño de
adolescencia. Amo la medicina humanitaria
y quiero ver el mundo bajo los ojos de
la ayuda, no los del turismo. En el 2010,
renuncié a un trabajo que amaba, vendí
mi auto, regalé todo lo que tenía y me
embarqué rumbo a lo desconocido. Desde
ese día me declaré ciudadana del mundo y
embajadora de Paraguay.
¿Dónde se fueron dando tus siguientes
misiones?
Después fui a Yemen por siete meses y
luego a Colombia por otros nueve. Ahora
vivo en Huntington Beach (California). Vine
a este lugar a causa de mi marido. En una
ocasión ayudé a una Fundación llamada
Smiles Brands, que estaba trabajando en
clínicas odontológicas con niños de escasos
recursos. Habían pedido la ayuda de
personal de la salud que hablara inglés y por
eso fui. Al llegar me acerqué a la persona
que estaba a cargo y me dijo: “Hi! I’m Jim; I’m
charge of logistics” y yo le contesté: “Hi! I’m
Belén; I’m the doctor who came to help”. Ahora
llevamos casados casi cuatro años.
¿Cómo es el día a día estando en una
misión?
Depende del tipo que sea. Tenemos misiones
en proyectos “regulares” y “de urgencia”.
Soy Team Leader desde mi segunda salida y
he estado en hospitales bombardeados, he
vivido ataques en persona, tuve que hacer
reanimaciones en el aire, he trabajado en
zonas muy inseguras de Colombia donde ni
el gobierno llegaba y me cubrí la cabeza para
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