Literatura BDSM El Límite del Placer ( Eve Berlín ) | Page 76

—¿Esto es…? ¿Qué significa esto? ¿Qué me pasa? —Se llama «tocar fondo». A los sumisos con experiencia también puede pasarles. Es una sobrecarga de endorfinas y a veces de adrenalina. En ocasiones no es más que la emoción que se libera, como puede pasar en un masaje profundo de los tejidos. —No me gusta esta parte. —No, ya me imagino que no. Ya se te pasará. Yo me quedaré aquí a tu lado. Pero eso no la tranquilizaba. De repente, ella sintió que estar con Alec era parte del problema. Él la hacía sentir muy vulnerable, demasiado expuesta. Intentó zafarse de él y levantarse de su regazo. —Oye —le dijo en voz baja—. ¿Qué haces? —Tengo que irme. —Dylan, quédate quieta. Escúchame. Te está entrando el pánico. Suele pasar, pero estás bien, te lo prometo. Yo te cuidaré. Siéntate aquí conmigo. Respiraremos un poco. —No. —Dylan… —¡No puedo hacerlo! Ayúdame a ponerme en pie. Él la rodeó con los brazos; era un armazón de puro músculo. A ella el corazón le latía con fuerza, desbocado. Ella intentó quitárselo de encima, le hincó las uñas pero ni siquiera se movió. Las lágrimas empezaron a asomarse a sus ojos. ¿Qué le estaba pasando? Tenía que salir de ahí. —Dylan, tranquilízate, no pasa nada. No pienso dejar que te levantes. De momento tienes que quedarte conmigo. Venga, va. Haz lo de la respiración. —Alec… Él la sujetó con más fuerza. —Hazlo. Ella se dio cuenta de que no iba a soltarla. Y aunque parte de ella se rebelaba contra esa idea, otra parte en su interior se sentía curiosamente tranquila por eso. Se mordió el labio y desenroscó los dedos de su muñeca. Ojalá pudiera contener las lágrimas. —De acuerdo, está bien.