Literatura BDSM El Límite del Placer ( Eve Berlín ) | Page 203

quería a Alec. Quería que fuera suyo. «Dios…» Dejó los palillos sobre la mesa y, de pronto, sintió como si la comida en el estómago fuera de plomo. Habían cambiado los cócteles por un buen sake frío durante la comida, y ella cogió la taza y bebió. Lo que realmente necesitaba era más vodka. O quizá no debería beber nada. Solo le adormecería los sentidos. Ya había pasado bastante tiempo adormecida, sin pensar. Como resultado, ahora las cosas se estaban poniendo peligrosas. Había permitido que sucedieran demasiadas cosas. Había permitido que todo fuera demasiado lejos. Se volvió para observar a Alec cómo hablaba con su amigo y gesticulaba con las manos en una animada conversación sobre baloncesto. Él hizo una pausa y la miró, con una sonrisa arrebatadora, sincera, preciosa. Que reflejaba… ¿Qué? ¿Orgullo? Se sentía insegura. Demasiado insegura. Tenía que calmarse. —¿Me disculpáis un momento? —Claro. —Alec se puso en pie, con la mano en su cintura cuando ella se levantó. Dylan se dirigió tan deprisa como pudo hacia el lavabo de mujeres. Había una encargada de pie junto al lavamanos, asintiendo y sonriendo. Dylan se metió en un retrete, cerrando la puerta tras de sí. Se apartó el pelo de la cara con manos temblorosas y entonces, al notar que las piernas le fallaban, se apoyó en la puerta con la palma de la mano. Tenía que calmarse. Eso no tenía por qué significar nada. Pero lo significaba. Era demasiado tarde. Mierda, era demasiado tarde. ¿Cómo había permitido que sucediera? Sacó el móvil del bolso y marcó el número de Mischa. —Hola, soy Mischa. Déjame un mensaje y te llamaré tan pronto como pueda. Si quieres hora para hacerte un tatuaje, llama por favor a mi tienda, Thirteen Roses. ¡Gracias! —Mischa, soy yo, Dylan. De verdad que necesito hablar contigo. Me parece que estoy perdiendo la cabeza. Te llamo desde un lavabo, por el amor de Dios. Estoy aquí, como una loca, retorciéndome las manos. O así estaba hasta que he