Literatura BDSM El Límite del Placer ( Eve Berlín ) | Page 197
—¡Alec!
—Dylan, no tenías por qué venir hasta aquí.
—¿Estás bromeando? Dante me ha llamado y me ha contado que te habías
hecho daño.
—Estoy bien. Me he dislocado un poco el hombro y Dante ha insistido para
que me lo miraran.
—No estás bien. ¿Te has caído de la moto? ¿Es eso lo que ha ocurrido?
—No ha sido nada. He cogido una curva demasiado deprisa y había un
montón de hojas en la carretera. La tendría que haber cogido mejor.
Quería decirle que, antes que nada, no debería haberse subido a la maldita
moto. Pero no quería avergonzarle ante su amigo. Y sabía que no se estaba
comportando de forma plenamente razonable. Pero no lo podía evitar. En lo único
que podía pensar era en la cara de Quinn. En Quinn muerto.
Se le empezó a cerrar la garganta y notó las lágrimas calientes y picantes
tras sus ojos.
«Para. Cálmate.»
Alec se acercó y le cogió la mano. Estaba caliente. Le tranquilizaba. Ojalá
pudieran salir de allí, huir de ese olor.
—Te juro que estoy perfectamente, Dylan. Un poco magullado, nada roto.
—De acuerdo, de acuerdo… —Aspiró profundamente, una vez, otra,
intentando que él no se diera cuenta.
—Lo siento si te he asustado —dijo Dante. Tenía los ojos de un color castaño
claro y una cara agradable—. Alec me ha dicho que debería llamarte.
—No, yo… Gracias. Sé que solo querías ayudar. Simplemente, estaba…
preocupada.
—Nada de qué preocuparse —insistió Alec—. He hecho cosas peores en mi
cocina. Y mucho peores en la pista de baloncesto.
—Eso es porque eres demasiado grandote para jugar con la pelota —le
espetó Dante.
—Te hice pedazos jugando al fútbol, amigo mío —repuso Alec, esbozando
rápidamente una sonrisa.
—Solo porque eres un tipo gigante —replicó Dante.
Dylan observaba aquel intercambio rápido, todavía intentando recuperar un