Literatura BDSM El Límite del Placer ( Eve Berlín ) | Page 166

arqueando las caderas por encima de la mesa. Él se apartó. Tenía que ver su cara, el resplandor de sus mejillas, sus preciosos labios rojos, separados de modo que podía ver la punta de su lengua rosa descansando en sus dientes. Era tan inmensamente excitante por motivos que no se podía explicar. Su polla saltó, con el preservativo apretándole la barra hinchada. No lo podía soportar. Alec miró su cara mientras metía dos dedos dentro de Dylan. Pestañeó y se le oscurecieron las mejillas. —Alec… Necesito… volverme a correr. —Sí. Pero esta vez te hará correr mi polla. Te correrás conmigo dentro. —Sí. Date prisa, Alec. Oh, se daría prisa. No podía esperar ni un segundo. Todavía de rodillas y sosteniendo bien abiertos los labios de su coño, Alec metió la polla dentro con una estocada dulce y precisa. —¡Oh! —Ella abrió los ojos, como un par de cristales oscuros que se clavaron muy adentro de Alec. El placer era intenso, atroz. Le temblaban las rodillas. Aspirando fuertemente, pasó sus manos alrededor de su cintura esbelta y la atrajo hacia sí, levantando sus caderas, hasta que su pequeño montículo se apretó contra él. Alec podía ver la carne apretada de su coño. Recordaba su textura en su lengua. Notó otra inyección de placer con solo pensar en su sabor, viendo su cuerpo arqueándose de placer, arqueándose en sus manos. Su pelo era como llamas dispersas por todos lados. Y sus pezones eran de un rojo oscuro, tan duros e hinchados como su sexo. Exquisitos. Él se inclinó y agarró un pezón con la boca, y ella se movió contra él, apretándolo contra sus caderas. Mientras lo chupaba, Alec empezó a empujar dentro de ella, enterrando más su verga antes de volverla a sacar, despacio, centímetro a centímetro, en un auténtico tormento. Su sexo era como un guante sedoso y mojado a su alrededor. Tenía el cuerpo tenso por la concentración, mientras la follaba con estocadas largas y lentas, intentando evitar correrse demasiado pronto, como un chaval. Se sentía como un chaval, abrumado por el placer. Perdido en él. En su cuerpo.