Literatura BDSM El Límite del Placer ( Eve Berlín ) | Page 148
contado, fue un accidente. No es lógico.
—La lógica no siempre interviene en este tipo de situaciones, ¿no crees?
—No, supongo que no.
Ambos se quedaron mudos, pensando. Quizás él estaba digiriendo lo que
ella le había contado. En realidad, Dylan no quería saber qué pensaba él de ello. No
quería que sintiera lástima por ella.
—Pero ¿hay algo más? —preguntó él.
Ella asintió.
—Sí, mucho más. Una persona bipolar tiene… brotes. Ataques. A veces,
desaparecía y nos quedábamos solos durante días. Consiguió evitar que la
ingresaran hasta que me fui y Deirdre se ocupó de ella. Yo no lo podría haber
hecho, meterla en un hospital, pero mi tía lo ha hecho varias veces. Si lo hubiera
hecho yo, seguramente nos habrían dado en acogida temporal a Quinn y a mí. Y,
probablemente, nos habrían separado. No lo podía hacer. Yo era todo lo que él
tenía. Y él era… todo lo que yo tenía.
Aquella vieja pena le hizo retorcer el estómago. Pero se había acostumbrado
a tragársela.
—¿No tienes más familia?
—Mi abuela Delilah. Pero durante todos esos años vivía en Virginia
Occidental. Mi abuelo tenía párkinson, de modo que ya tenía demasiado de qué
ocuparse. Estuvo enfermo desde que tengo memoria. Cuando el abuelo murió, ella
se trasladó a Ashland para estar cerca de mi madre y ayudar a Deirdre. Pero
entonces, ya era demasiado tarde para mí y para Quinn.
»Adoro a mi abuela. Cuando éramos pequeños, Quinn y yo pasábamos los
veranos con ella. Pero, al cabo de un tiempo, Darcy se angustiaba demasiado si nos
íbamos un tiempo y estaba hecha una mierda cuando volvíamos. Así que, dejamos
de ir con ella. Y hasta ese día, no sé si mi abuela tenía la menor idea de lo mal que
estaba mi madre. No hasta que vino a Oregón. Yo jamás se lo conté y estoy segura
de que Quinn tampoco dijo nada. Era nuestro secreto. Era nuestra forma de
protegerla.
—Era tu madre. Ella era quien debía protegerte. Así es cómo funciona.
—Quizá para la mayoría de la gente. Pero no podía, Alec.
—Lo sé. De todos modos, no deja de ser terriblemente espantoso.
—Sí, lo fue.