Literatura BDSM El Límite del Placer ( Eve Berlín ) | Page 145

Once Alec la había llevado a la cama. Demasiado romántico, aunque ella se lo había permitido porque el orgasmo y las endorfinas la habían dejado demasiado débil para protestar. Alec había apartado la colcha, la había tumbado sobre las sábanas blancas e inmaculadas y se había tumbado a su lado. Dylan quería acurrucar la cabeza en la curva alta y dura de su hombro y apretar la mejilla contra su pecho para escuchar el latido de su corazón. Pero no se atrevía a hacerlo. «Ridículo.» Jamás había anhelado la cercanía postcoito que la mayoría de las mujeres parecía necesitar. Eso debía de ser el «tocar fondo» de que habían hablado, ese choque tras la subida de endorfinas y otras sustancias químicas hasta el cerebro que aparecía tras el juego de dolor. Se sentía abierta. Dolorida. Necesitada. Entonces, Alec se volvió hacia ella, como si le pudiera leer la mente. Y le besó la mejilla con suavidad, la atrajo hacia su lado poniéndole el brazo por debajo del hombro. Ay, era fantástico. «No te acostumbres demasiado.» No, pero, por ahora, era maravilloso, estar ahí tumbada con él. Acogedor, con el ruido de la lluvia golpeando las ventanas, la luz tenue procedente de la cocina, como un sol pálido y distante. —Eh —dijo él con voz ronca y baja. —¿Mmm? —¿Estás bien? —Sí, estoy bien. —¿Solamente «bien»? Ella sonrió. —Mejor que bien, si quieres saberlo. —Bien. —Alec se detuvo mientras le acariciaba con aire ausente la clavícula—. ¿Estás preparada para hablarme de tu madre? A Dylan se le encogió el estómago y apretó la barbilla.