Literatura BDSM El Límite del Placer ( Eve Berlín ) | Page 131

Diez Finalmente, Dylan contuvo la respiración. El peso de Alec encima de ella no ayudaba, pero no quería que se moviera. Estaba completamente dolorida, exhausta y excitada. ¿Qué acababa de ocurrir entre ellos? Aquello era diferente. Había juego de poder, de eso no había duda. Se había sentido absorbida por él. Dylan se había rendido enseguida y había vaciado su mente en el momento en que él había entrado por la puerta. Las manos de Alec encima de ella habían sido duras, pero a ella le había encantado. «No pienses en ello.» No quería pensar en qué significaba admitir todo aquello. No, porque cuando pensaba demasiado en eso, volvía el miedo y desaparecía el placer. «Para.» Sí, tenía que parar de pensar y, sencillamente, estar allí. Con él. Podía olerle por encima de ella. El olor masculino del océano y el bosque, dulce y sexual. Olía bien. Dios, ¿desde cuándo sus pensamientos habían tomado ese cariz infantil? Había estado ocurriendo un poco cada vez que se veían. Pero se le estaba yendo completamente de las manos. Ahora volvía a la realidad. Estaba siendo más consciente de su cuerpo, del peso de Alec encima de ella, del ruido de su respiración entrecortada. La textura de su piel bajo las manos de ella. Su perilla era un poco áspera contra su mejilla, su respiración cálida en su sien. Y, cuando a ella le pasó por la cabeza la idea de que jamás querría que él se moviera, sintió una pequeña ola de pánico. Se obligó a quedarse quieta para tragarse ese pánico. Alec levantó la cabeza para mirarla. Tenía los ojos de un tono azul muy brillante y a Dylan se le encalló la respiración en la garganta. O quizá lo que intentaba reprimir era la ansiedad que sentía. —¿Dylan? ¿Qué tienes? —¿Qué quieres decir? —De repente, te has puesto totalmente tensa.